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Uno de los nuestros

Conmoción entre los aficionados alicantinos por el fallecimiento del torero

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«Él era del barrio. Sus abuelos eran del barrio. Ahora, se queda un sitio vacío en Santa Cruz y en la Hermandad. Para nosotros, José María Manzanares era un grande», subrayaba emocionado Ramón Riquelme (padre), presidente de esta hermandad, de la que el diestro era miembro y en sus años más jóvenes fue costalero del Descendimiento, una tradición que han heredado sus hijos, el torero José María Manzanares y el rejoneador Manuel Manzanares. Igual de vacío que el barrio alicantino de Santa Cruz, se quedaba ayer el mundo del toro en España, en América Latina y en Francia al conocer la noticia de la muerte del diestro.

«Ha sido una conmoción para los aficionados de todo el mundo porque el arte de José Mari ha sido inconmensurable», relataba el médico de la plaza de toros alicantina, José María Reyes, quien, se mostraba orgulloso de que «ha sido el torero que ha presentado a Alicante por todo el mundo». Reyes no ha atendido en la enfermería al diestro fallecido. «A lo mejor, por alguna banalidad, algo poco importante. Debe ser de los toreros que menos percances ha sufrido».

«Conmoción», «una sorpresa» eran las palabras que más repetían ayer aficionados alicantinos que apenas podían expresar sus sentimientos por el fallecimiento del matador, del que destacaban su «arte y temple», como remarcaba el director de la plaza de toros de Alicante, José Luis Pamblanco, quien le seguía a muchos de los cosos donde toreó, pero especialmente a Sevilla. «Se me saltaban las lágrimas de ver cómo gente tan entendida, como los de la Maestranza, era capaz de hacerle suyo; parecía que les molestaba que tuviera el carnet de alicantino. Realmente, he vivido tardes muy emocionantes con él en Sevilla».También en Alicante un día muy emotivo fue cuando el diestro cumplió sus 25 años de alternativa, en 1996. Ramón Riquelme (hijo) recuerda cómo «los del barrio y la hermandad lo llevamos a hombros desde la plaza hasta el hotel Meliá. Iba mucha gente detrás y los que estaban en la calle se sorprendían, sobre todo los turistas, cuando pasábamos por la Rambla, el Mercado o la Explanada».

Desde la otra saga torera de Alicante, la de los Esplá, el más joven de todos, el torero Alejandro Esplá, admitía que «ha sido una conmoción y un shock para todos los taurinos» y lamentaba la pérdida de José María Manzanares «desde la admiración como compañero. Aunque no llegué a torear con él, siempre le he tenido respeto como figura del toreo y le mando toda la fuerza a su familia». Alejandro sabe de esa rivalidad profesional en los ruedos que tenían Manzanares y su padre, Luis Francisco Esplá. Él entiende que «los dos tienen grandes personalidades». Además, según los taurinos, a los dos les obsesionaba ser el torero de Alicante.

Ambos iniciaron sus trayectorias muy a la par y muchos aficionados resaltan el «tándem de categoría que formaban Manzanares y Esplá» para Alicante, explicaba Vicente Castelló, del «Nou Manolín».

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