«Manzanarista» hasta la médula, Vicente Castelló, propietario del «Nou Manolín» asegura que el diestro fallecido «ha sido el torero de los toreros. Muchos se han mirado en el espejo de Manzanares. Además, ha tenido la satisfacción de tener un hijo matador, con un estilo similar al suyo». Para Castelló, «José Mari tenía metido en la cabeza el clasicismo del toreo». Y de él le gustaba «su naturalidad toreando. No pedía aplausos. Tenía la mentalidad del arte del toreo que le había enseñado su padre -que fue banderillero-. Su muleta, siempre estaba planchada». Por su parte, el restaurador alcoyano Lolo, cuyo establecimiento lleva el nombre de su apelativo, es otro «manzanarista» desde que recuerda. Y se siente orgulloso de decir que «el primer sitio donde toreó en público fue en una plaza portátil en Alcoy. Vino con su padre y tengo una fotografía con él». Lolo ha ido a verle a muchas plazas. «Y no habrá torero como él. Ese arte...», recrea una faena en su mente. «Además, cuando oyes que diestros importantes dicen que como Manzanares no hay ninguno, te alegra.». En su Rincón Taurino, Lolo tiene múltiples fotografías del diestro alicantino. Tiene una con Camarón. De hecho, el flamenco era una de sus aficiones. Quizá hoy, la voz y el duende del de San Fernando se hayan unido con el arte de torear de José Mari Manzanares, allá donde quiera que vayan los grandes que nos dejan.