Vendedores ambulantes y comerciantes de Benidorm mantienen un pulso desde hace más de 30 años en torno al mercadillo privado junto al Hotel Pueblomercadillo privado junto al Hotel Pueblo. Turistas, sobre todo extranjeros, acuden de forma masiva los miércoles y domingos para pasar la mañana entre comestibles, ropa o marroquinería. Y cuando el afluente de clientes potenciales se dirige hacia la oferta de mercadillos de la ciudad, el comercio local se resiente. Así lo entienden desde la Asociación Independiente de Comerciantes de Benidorm y Provincia (Aico). «Los miércoles las tiendas están vacías y nos hemos visto obligados a abrir los domingos para poder competir», aseguraron a este diario desde Aico. Según sus cálculos, los días de mercadillo ven reducir sus ventas un 75 por ciento en invierno y un 50 por ciento en verano.
En esta línea, critican «la excesiva oferta» de venta ambulante en la ciudad que, según sus estimaciones, «es mayor en número de puestos a los comercios inscritos en Benidorm», pero sobre todo, dirigen sus quejas al mercadillo privado junto al Hotel Pueblo, en funcionamiento desde 1984. Aico alega que «los puestos que ocupan el recinto de este punto de venta ambulante en el Rincón de Loix, supera el doble de los 235 autorizados» y exige al nuevo equipo de gobierno que extreme las medidas de control y dé respuesta a siete demandas que desde la asociación han remitido al Ayuntamiento entre las que se incluyen: «el vallado del recinto al considerarse una parcela urbanizable y privada, la inspección de Sanidad y Consumo ante el incumplimiento de la ley Sanitaria Autonómica, la aclaración de quién limpia el recinto, o la sugerencia de que la línea de puestos se retranquee hacia el interior de la parcela privada, para evitar que se cierre la circulación de la calle cada miércoles y domingo». Asimismo, critican el «foco de inseguridad y de robos» que allí se genera.
Todas estas reclamaciones están siendo ya estudiadas desde el equipo de gobierno, tal y como afirmó a este diario su portavoz, José Ramón González de Zárate. Aunque sí adelantó que «el cierre de la calle está autorizado por la Policía por seguridad».
Por su parte, desde la empresa que gestiona el mercadillo, cuyo titular es Manuel Menargues, explicaron en relación al problema de inseguridad, que «hay 9 guardias trabajando en el mercadillo para controlar a los posibles carteristas, más que en muchos centros comerciales» y que son ellos, la empresa de Manuel Menargues, los que pagan la limpieza del recinto, «concretamente a FCC y Limpiezas Net», indicaron. En relación al número de puestos señalaron que, aunque no hay un número fijo y cambia dependiendo del día, «no son los casi 500 que ha contabilizado Aico». «También nosotros nos quejamos del descenso de la clientela», añadieron desde la gerencia del mercadillo.
«Antes se vendía más»
El descenso de las ventas, independientemente de a quién se señale como culpable, es el único punto de encuentro entre el comercio local y los vendedores ambulantes del mercadillo Pueblo.
Para Rosa María y su puesto de frutas y verduras «cuando yo empecé con el puesto, a lo largo de día, hacíamos mucha más caja», aseguró ayer miércoles de mercadillo. En los más de 25 años que lleva vendiendo allí ha visto como poco a poco iba menguando el número de clientes, atraídos por «las grandes superficies y su aire acondicionado», que abren «prácticamente todos los días». Este sentimiento se respira en la mayoría de los puestos, como el de Vicente, de zapatillas. Pasa la semana entre Santa Pola, Orihuela y Benidorm, y vive en Elche. «Entre la gasolina, los autónomos y el alquiler de los módulos es complicado llegar a fin de mes y cuando llueve nos tenemos que ir, pero pagamos igual», dijo el comerciante.
