María del Carmen Martínez pudo sobrevivir a los dos disparos que recibió en la cabeza en torno a 45 minutos debido al tipo de lesiones que presentaba, sin dañar órganos vitales, y a que la hemorragia que le provocaron los impactos, causa última de su muerte, no fue aguda. Esta conclusión, a la que ha llegado el forense Fernando Verdú, contratado por la acusación particular que se ejerce en nombre del hijo mayor de la fallecida, sitúa a Miguel López, yerno de la víctima y único sospechoso de su muerte, en el escenario del crimen a la hora en la que se habrían efectuado los disparos.

Con este informe, presentado en el juzgado y a la espera de que el juez se pronuncie sobre su admisión, Verdú, uno de los forenses que participó en las autopsias a las tres niñas de Alcasser, desmonta la hipótesis a la que llegaron los peritos de López, que fijaban el tiempo de supervivencia de María del Carmen en no más de diez minutos desde que fue tiroteada.

Estos peritos, que al igual que el de Vicente Sala han realizado sus estudios basándose en las imágenes que se tomaron de la autopsia practicada a la víctima en el Instituto de Medicina Legal de Alicante, concluían que los disparos se efectuaron cuando el sospechoso hacía rato que no se encontraba en el establecimiento de automoción que regentaba, donde se cometió el crimen.

Verdú sostiene que la mujer murió desangrada y que la hipótesis que sostienen los peritos de Miguel López de añadir la asfixia por su propia sangre, lo que hubiera acortado el periodo de supervivencia, se apoya en meras suposiciones ya que no hay ningún dato que permita llegar a esa conclusión. «Una asfixia por aspiración de sangre continuada hubiera dejado en el árbol respiratorio una significativa cantidad de sangre que en modo alguno habría pasado desapercibida a los médicos que practicaron la autopsia», apostilla.

El forense precisa también que las trayectoria de los disparos «no puede establecerse de forma fiable a partir de la localización de los orificios de entrada y salida» al existir «variantes anatómicas», motivo por lo que no se sostienen las lesiones a las que hacen mención los peritos de la defensa, que tampoco aparecen en el informe de la autopsia, recalca.

En cuanto a la secuencia de los hechos Verdú mantiene que María del Carmen recibió los disparos, que le hicieron perder el conocimiento, y permaneció «un tiempo indeterminado inconsciente, sangrando, lo que condiciona la impregnación de la prendas de ropa en su parte anterior y posterior». A continuación logró recuperar la consciencia e intentó salir del coche, para lo que «coloca los pies en el suelo en la zona correspondiente al conductor y permanece en esa posición un tiempo indeterminado, el suficiente para formar un charco de sangre» que aparece en las imágenes que obran en el expediente policial. El sangrado, insiste, fue lento.

El experto afirma que «el conjunto de datos policiales y cadavéricos» con que se cuenta «permite afirmar que con un muy alto grado de probabilidad el momento de producción de las heridas se encuentra sensiblemente más cerca de cuando la víctima fue vista con vida y sin lesiones por última vez (18.25 horas) que del momento que fue encontrada con vida ya lesionada (18.52 horas). López fue captado por una cámara saliendo de lugar del crimen a las 18.38.