La provincia de Alicante iguala ya a la de Valencia en casos de acoso escolar y se ha convertido en la tercera de España en volumen de denuncias por bullying en los tribunales. La estadística la ha hecho pública el Ministerio del Interior con los últimos datos recabados en la totalidad de las comunidades autónomas a lo largo del año 2016.

Solo Madrid y Sevilla superan a las provincias de la Comunidad, con más de 600 casos la primera y 236 la segunda. Les siguen Valencia, con 216, y Alicante con 215. Ninguna otra provincia en todo el país supera las 200 infracciones penales contra la convivencia escolar.

Desde la Conselleria de Educación, que ha tratado de reforzar los equipos de profesionales especialistas en combatir el acoso escolar desde el curso pasado, con la creación de las Unidades de Atención e Intervención, una por provincia, y que también ha intensificado los dos últimos cursos los protocolos existentes en todos los centros educativos, subrayan que estas medidas han provocado «una mayor visibilidad social de esta problemática tan grave».

«Se comunican más casos que antes -aseguran desde el departamento que dirige el conseller Vicent Marzà-, porque la comunidad educativa -padres, profesores y alumnos- ya sabe cómo hacerlo».

El presidente autonómico de la asociación Avalcae contra el acoso escolar, Francisco Sorolla, corrobora que la provincia de Alicante figura entre las que lideran los casos de acoso escolar. «Solo nosotros ya hemos superado los 3.400 expedientes», afirma, pero no comparte que desde los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad se anime a la denuncia jurídica en la charlas que imparten en los centros escolares. «Cuando los alumnos son menores de 14 años, que los padres decidan denunciar ante la Policía yo creo que solo sirve hasta cierto punto, porque tal y como nos transmiten miembros de la judicatura, muchos de esos casos podían haberse resuelto de antemano con dosis de diálogo y asertividad».

No obstante, el volumen de las infracciones más graves contra la convivencia escolar que pueden llegar a ser constitutivas de delito ha disminuido en el conjunto del país los últimos diez años. Los resultados registrados por los profesionales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad entre 2007 y 2016 rebajan en un 6,6% los casos que llegan a los tribunales.

Delito

Para que el acoso escolar pueda ser constitutivo de delito, el Código Penal contempla que debe producir un «menoscabo grave de la identidad moral de la víctima», o que implique «actos de humillación de carácter reiterado que supongan un grave acoso», amén de que tengan lugar lesiones, coacciones o amenazas.

De hecho, el hostigamiento ya se tipifica como delito desde el año 2015 para dar cabida a los casos en los que no hay una agresión directa, pero que al emplear dispositivos tecnológicos se coarta la libertad de la víctima y se le genera inseguridad a través de la constante persecución en las redes sociales.

Esta práctica, denominada ciberstalking, es una de la variantes del ciberacoso, junto al sexting o difusión de imágenes o grabaciones contra la intimidad de la víctima y que también constituyen delito.

Ciberbullying

Los casos de ciberbullying o daño intencionado y repetido de un menor o grupo de menores hacia otro mediante el uso de medios digitales, que el Ministerio del Interior incluye en el grueso de las infracciones penales por acoso, aparecen desglosados en los informes que la Conselleria de Educación elabora cada curso escolar desde el año 2015.

El seguimiento pormenorizado de este tipo de acoso entre escolares muestra que sigue al alza, y ha pasado de computar del 15,5% hasta el 17,26% del conjunto de casos comunicados desde los centros educativos de las tres provincias a la conselleria.

En este tipo de casos la provincia de Alicante iguala la media de la Comunidad y es la de Castellón la que se dispara, con hasta un 21,74% de casos de acoso por medio de dispositivos digitales.

Insultos, amenazas, difusión de rumores y suplantación de la identidad son los métodos más habituales empleados en estos casos. Los actores, según constatan los expertos, siguen siendo los mismos, como también las víctimas, mayoritariamente entre los 11 y los 15 años, pero las consecuencias se agravan de modo significativo por la rapidez y extensión de su difusión.

Este progresivo aumento del acoso por medios tecnológicos sitúa ya las charlas que imparten agentes especialistas en los colegios, sobre el uso de las nuevas tecnologías, como las más demandadas por delante incluso de las que se circunscriben a combatir el acoso escolar en general.

En toda España, del total de las 36.300 charlas computadas por el ministerio en los centros escolares durante el año 2016, más de 16.000, casi la mitad, fueron sobre nuevas tecnologías y cerca de 11.000 sobre el acoso.

No obstante, las formas de abuso más frecuentes, como también detalla en su último informe el Defensor del Pueblo, son las agresiones verbales, que representan uno de cada tres .

Entre las incidencias comunicadas a Educación desde los colegios e institutos de la Comunidad, que han aumentado globalmente de 3.406 a 4.096 (600 más en solo un curso), también las agresiones verbales se llevan la palma superando a las físicas.

«El maltrato hay que pararlo cuanto antes porque lo que denota es alguna disfunción en los niños y muestra que se carece de habilidades sociales», apunta el presidente de Avalcae. Francisco Sorolla asegura, tras una experiencia de casi veinte años en funciones de mediador en los centros escolares, que todavía hoy muchos equipos directivos y profesores prefieren seguir ocultando posibles casos de acoso «pese a que está demostrado que cuando no se reconoce un problema, no se puede curar. Los centros que lo tapan no se dan cuenta de que al restar importancia al acoso escolar, están generando un caldo de cultivo que puede acabar derivando en el futuro en violencia de género, mobbing laboral, y machismo en general».

Prevención

Desde la Conselleria de Educación insisten en su interés por «caminar hacia una mayor visibilidad de las situaciones de acoso», como subraya la psicopedagoga María Carmen Ferrández, integrante de la Unidad de Intervención contra el acoso en la jefatura provincial de Alicante. «El acoso, por definición, no es observable, hace falta una formación de base para poder detectarlo y en ese punto la comunidad educativa ha dado un paso importante», afirma. Por eso donde pone el acento esta especialista es en la «prevención. Las verdaderas promotoras de la convivencia escolar son las medidas preventivas. Todo lo que hagamos antes favorecerá que no se llegue a casos más graves».

La psicopedagoga recalca, pese a las continuas críticas que se vierten sobre la inoperancia de los protocolos contra la violencia escolar cada vez que se produce un caso grave, que son «un instrumento imprescindible» para poder conducir a los centros cuando se produce algún caso grave», y abunda en que para reducir, en lo posible, que se desencadenen «es necesario detectar y solucionar las situaciones con asertividad y empatía».