«No es normal esta situación con los socorristas en una zona turística como Alicante. Es peligroso. El Ayuntamiento y los trabajadores deben ponerse de acuerdo cuanto antes, que para eso pagamos impuestos». Así se expresaba ayer Almudena Fernández, una bañista habitual de El Postiguet en torno al conflicto abierto en los playas, donde los socorristas están de huelga desde que comenzó la temporada alta de baño, el pasado 1 de junio, en protesta por el nuevo pliego de playas, que consideran que contiene importantes recortes en materia de personal, medios y duración en la prestación del servicio a partir del 6 de julio. Extremo que niega la edil de Playas, Eva Montesinos. Sea como sea, bañistas como Almudena confían en que «para Hogueras esté solucionado ya el conflicto porque si no puede haber problemas gordos porque esto se pone a tope».

De la misma opinión es Yolanda Rodríguez, que cada día nada una hora en el mar, y ve «que la gente es muy arriesgada, se confían y no se dan cuenta de lo peligroso que es. Yo hoy por ejemplo (por ayer) no me he metido porque está muy movido pero he visto a gente bañándose. Sobre todo cuando hay niños hay que extremar la vigilancia», apostilló en una jornada en la que los socorristas tuvieron que pedir a la Policía Local, que ha requisado las banderas por la guerra de enseñas que hubo los primeros días de paros, que cambiaran la amarilla que se había izado inicialmente por la roja de peligro al empeorar el estado del mar. La Concejalía de Playas dio el visto bueno y los agentes procedieron a cambiarlas. Las torres de vigilancia seguían sin socorristas por la huelga pero sí había trabajadores avisando a los bañistas para que no se metieran en el agua junto a las rocas del Meliá y en el Cocó, y paseando a pie de playa, como requería el Ayuntamiento en aplicación de los servicios mínimos, del 70%.

Un matrimonio de visita en Alicante y procedente de Valladolid se mostraba sorprendido porque «la gente comenta en la playa el problema con los socorristas pero es verdad que no sabemos muy bien de qué va el tema». «Nos ha chocado que el año pasado había tres torretas de vigilancia y ahora no hemos visto ninguna, sólo a una pareja de socorristas paseando por la orilla», indicaron.

Pese a todo, tras ver el estado del mar y el viento fueron precavidos. «No nos hemos bañado, yo he metido las piernas en la orilla cuando aún ondeaba la bandera amarilla y cuando la han cambiado a roja ya nada».

Mientras tanto, los socorristas insisten en sentarse a negociar con el Ayuntamiento. Una petición que podría fructificar en las próximas horas ya que han citado a un representante de la empresa.