El próximo día 28 de enero comienza el Año Nuevo chino. Este año será el año del gallo, del Gallo de Fuego para más señas. ¿Qué significa esto? Los chinos tienen un cómputo de los años que se basa en la combinación de dos antiguos sistemas de medición del tiempo, usados desde al menos 3.400 años. Uno son las llamadas 12 Ramas Terrestres, más adelante sustituidas por los 12 animales del zodiaco que conocemos ahora, y el otro son los Diez Troncos Celestes. Los diez troncos celestes se refieren a la antigua semana de diez días. Las ramas terrestres, posiblemente a las fases de la luna y sus estados intermedios. Cada año tradicionalmente se llama combinando una de estas 12 ramas y un elemento de los troncos, que al usarse solo 5 luego fueron sustituidos por los cinco elementos, fuego, agua, metal, madera y tierra, que según la filosofía china, por su interacción constituyen todo lo que existe en el mundo. Los chinos no empezaron a usar el calendario occidental hasta después de la revolución, y aquí todavía conviven el calendario solar, para la vida moderna, y el lunar, con el que se calculan las fiestas tradicionales. Esa es la razón que el Año Nuevo chino caiga cada año en una fecha distinta de nuestro calendario.

El gallo es un animal muy importante en la cultura china. Según sus mitos hubo un día en que en el cielo aparecieron diez soles, y estaban a punto de exterminar a la humanidad cuando un arquero de fuerza prodigiosa acabó con nueve de ellos. El décimo, asustado en una cueva, no se atrevía a salir. Sólo cuando le gallo le llamó con su canto sonoro y le prometió la paz el sol sale. Este mito nos muestra que el gallo es una animal yang, en la teoría del yin-yang relacionado con la luz, la claridad, y los aspectos masculinos de la existencia. Es también la garantía de un compromiso, y un mensajero de los dioses. Por otra parte el gallo sustituye al fénix en el antiguo sistema de orientación chino en el que norte, sur, este y oeste eran representados respectivamente por la tortuga, el fénix, el dragón y el tigre.

De estos aspectos derivan sus usos más comunes en la cultura china. Como animal yang simboliza la claridad, el sol y el compromiso, y no cabe duda que este año, con uno de los inviernos más cálidos que estamos teniendo en China, es un año yang, y siendo además un año de fuego, nos esperará aún más calor. Cómo símbolo de claridad, hace esperar que los importantes acontecimientos políticos que se van a celebrar durante los próximos meses, los nuevos acuerdos económicos con EEUU y la UE y el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, que tendrá lugar en octubre, arrojarán luz sobre el futuro. Su papel como símbolo del sur parece señalar que el punto más delicado en las relaciones internacionales de China se encontrará una vez más en la cadena de islotes situados en el Mar del Sur de China. Su papel de testigo en los acuerdos y garante de la veracidad de los mismos, en muchas ocasiones se sacrificaba un gallo para ratificar un acuerdo, bebiéndose incluso en algunas épocas su sangre como señal de compromiso, nos harán esperar que los acuerdos se basen en razones sólidas y sean respetados por todos.

Su naturaleza yang, clara y abierta y por su asociación al fénix, un pájaro mítico asociado a sus vez durante la historia China con el emperador y la emperatriz, hacen que el ambiente general en China ante la llegada del Año del Gallo sea optimista.

El gallo también se usaba y se sigue usando en muchas zonas rurales, durante la adivinación. Un viaje, una enfermedad, una nueva aventura, todo requiere la presencia de un chamán, que sacrificará un gallo para convocar a las deidades que le permitirán conocer el futuro, pues el gallo, como mensajero de los dioses, actúa así a petición de cualquier creyente. Todavía le vemos, y le vimos hace unos meses, participando en los funerales, de pie sobre el ataúd en el interior del catafalco que, precedido de un grupo de bailarinas de vestidos llamativos (necesarias para convocar gran cantidad de gente al funeral), realiza su función como protección contra los malos espíritus, que no osarán acercarse a un lugar protegido por el representante del sol. Al final del funeral el gallo suele ser sacrificado, pues se considera que su espíritu podrá conducir al espíritu del fallecido al paraíso.

Si el calor persiste y la sequía amenaza alguna provincia de China, en las zonas rurales seguro que los gallos serán sacrificados, es una forma de atacar al sol atacando a su representante y pedirle que se retire y deje paso a las nubes portadoras de lluvia.

O sea que los que este año viajen a China, si se encuentran con un gallo, cuidadito, pues no sabiendo si actúa como representante del sol, mensajero de los dioses o se mantiene a la espera de poder garantizar el cumplimiento de sagrados compromisos, mejor mantenerse en una actitud expectante. Aunque no nos engañemos, a pesar de tan larga tradición, el gallo sigue siendo considerado un animal humilde, y aquí se usa con frecuencia el modismo «agitar una pluma de gallo en señal de autoridad», para señalar que alguien presume de un poder no justificado.