Los más de 7.500 inmigrantes chinos que residen en la provincia de Alicante se encuentran estos días de celebración. Para ellos está a punto de dar comienzo -lo hará mañana sábado- el año 4.715, marcado por el gallo de fuego.

Aunque con un calendario totalmente distinto al occidental, la fiesta grande tampoco dista mucho de la española en cuanto a la forma de celebrarla, ya que todo gira en torno a la mesa. «Lo más importante es la comida», señala Jiang, quien regenta un restaurante chino en el centro de Alicante. Y es que según la tradición china, debe sobrar comida si queremos tener buena suerte. Estos días, en establecimientos como el de Jiang ultiman el menú para dar la bienvenida al año por todo lo alto y como marcan las costumbres. «En la mesa hay de todo. Pescado, marisco, arroz, tallarines, oreja de cerdo...». La bebida tampoco dista mucho de la que se consume en nuestro país. «Bebemos coca cola, cerveza, vino...».

En este restaurante tienen previsto recibir el año nuevo con celebraciones tanto mañana sábado como el domingo. Y es que las celebraciones del año nuevo chino se prolongan durante dos semanas y son las más importantes del calendario.

Cerca del restaurante de Jiang, en uno de los muchos supermercados chinos que hay en la zona de la antigua estación de autobuses, varias familias ultimaban ayer las compras para las celebraciones de estos días.

No obstante, estas son fechas para pasar en familia, «y a no ser que tengas trabajo, lo normal es volver a nuestro país para pasar las celebraciones con nuestros seres queridos», señala Ani, miembro de una asociación de residentes chinos radicada en Benidorm. Aunque la distancia es grande, Ani asegura que buscando con tiempo, «el billete puede resultar relativamente barato, entre 500 y 600 euros».

También estos son días de supersticiones y rituales para atraer la buena suerte. «Es típico que barramos la casa, para expulsar todo lo malo y el domingo estrenaremos toda la ropa que nos pongamos, incluso la interior». Y aunque no hay nada parecido al rito de tomar las uvas al son de doce campanadas, sí que son fechas en las que se hacen regalos, se preparan dulces típicos «y a los niños se les dan sobres rojos con dinero». En la provincia es habitual «que nos juntemos en casa de amigos o en restaurantes asiáticos para la celebración».

Comunidad floreciente

La comunidad china es una de las más florecientes en la ciudad de Alicante y han hecho de la zona de la antigua estación de autobuses su área de expansión, con numerosos restaurantes y comercios regentados por familias orientales, aunque en los últimos años también han abierto establecimientos de otra índole como gestorías, peluquerías y salones de uñas.

Familias con fama de reservadas que ya empiezan a adoptar costumbres más occidentales. Y es que en grandes superficies comerciales, como El Corte Inglés, la presencia de clientes chinos es cada vez mayor. «Una parte de ellos es el residente fijo que tiene sus negocios aquí y que compra los domingos y festivos. Creemos que esto se da porque la mayoría de ellos tienen restaurantes y negocios que les impide visitarnos entre semana o sábados», señalan fuentes de este establecimiento comercial.

Otra parte de sus clientes chinos «son los turistas, cuya cifra va al alza y esperamos que en unos años crezca el número de visitas igualándose a los rusos». De hecho, actualmente El Corte Inglés cuenta en Alicante con una intérprete china para atender a los clientes de esta nacionalidad.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la mayoría de los 7.657 inmigrantes chinos que residen en la provincia de Alicante tienen entre 30 y 44 años. Es costumbre que, conforme envejezcan, regresen a su país para disfrutar de los años de jubilación, lo que se refleja en que a partir de los 65 años la presencia de estos inmigrantes cae en picado en la provincia, según el INE.