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La calle Mayor languidece

Vecinos y comerciantes coinciden en que la arteria ha quedado fuera de la vida de los alicantinos

Perspectiva de la calle Mayor de Alicante. RAFA ARJONES

«Antes la calle Mayor era toda comercio y venían a comprar los alicantinos. Ahora es para comer, está llena de mesas y sillas de los restaurantes. Es para los turistas». Es la opinión de una vecina de 86 años que lleva desde los 19 años residiendo en uno de los primeros edificios de viviendas que hay entrando por la Rambla, un acceso que, opina, ha perdido atractivo por la oscuridad cuando cierra el comercio y la falta de limpieza, «porque no baldean como antes». Mientras el lado opuesto es mejor valorado por los ciudadanos al estar bien integrado en el entorno de la trasera del Ayuntamiento y con edificios que han recuperado el estilo alicantino en sus fachadas, no es así en la parte de la Rambla, donde echan de menos una mayor calidez, en lo que influye la sobria fachada de la Tesorería de la Seguridad Social, de grandes dimensiones y aire hormigonado.

Por otro lado, la proliferación en la calle Mayor de cafeterías y restaurantes, muchos de ellos con veladores en la vía pública, es algo que parece que ya no convence del todo ni a los hosteleros, al menos a algunos de los consultados por este periódico, que echan de menos un mayor equilibrio en la tradicional arteria y que se abran más comercios ante la gran competencia. Actualmente, el número de establecimientos de hostelería en funcionamiento en la calle Mayor dobla al de comercios, y cinco locales de restauración han tenido que cerrar recientemente frente a una sola tienda, una joyería.

«Hace veinte años, cuando abrimos, había tiendas de ropa, de telas...Ahora sólo hay bares pero ya que viene tanto turismo, sería bueno al menos tener más negocios, de recuerdos y productos típicos», dijo Alexandra Soriano, de la peluquería La Tijera de Oro.

También Mari Carmen Amorós, empleada de la Joyería Gomis, que lleva 60 años abierta en la esquina entre Rambla y Mayor, opina que «en tres décadas el comercio aquí se ha ido abajo y nos hemos quedado solos. Seguimos con gran esfuerzo puesto que todo en la Rambla es restauración y el público se va a la zona más comercial», dijo refiriéndose a la avenida de Maisonnave.

«A la calle le falta gente en invierno y ambiente, de pubs y comercios, no sólo restaurantes». Comparte la postura de Alfonso Sánchez, del restaurante La Casona, otro hostelero, Laureano Pavón, del Ibarra, que piensa también que «hace falta más comercio, como en cualquier calle Mayor de España. Sin embargo, en Alicante se ha quedado en el lateral de la ciudad. Hay que venir a cosa hecha, a hacer gestiones o los que trabajan por aquí». Esto le resta vida, coinciden, por la tarde, aún más cuando anochece «y se apagan los escaparates y las luces de los pocos comercios que quedan. Le hace falta mejor iluminación», indicó Lorena Bellido, de Turrones 1880.Esta pérdida de empuje y vitalidad de la calle Mayor preocupa a residentes, comerciantes y hosteleros, que consideran que el Ayuntamiento debería plantearse en la zona una intervención revitalizadora para reactivar un espacio ahora turístico y que sigue vivo por el empuje de la hostelería.

«Lo ideal sería que no fuera un monocultivo sino que haya diversidad. Queda muy poco comercio. Parece que el entorno se ha quedado para comidas de los extranjeros, lo que no está mal, porque atrae a gente pero lo mejor sería que no fuera sólo hostelería, sino una mezcla», declaró Vicente Armengol, presidente de la asociación de comerciantes Corazón de Alicante. El colectivo echa de menos una actuación integral desde el Casco Antiguo hasta Gadea. «Necesitamos que se revitalice para que haya un equilibrio con Maisonnave», concluyó.

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