El Obispado de Alicante asegura no haber recibido ninguna queja formal de feligreses de Villafranqueza sobre el sacerdote José Manuel Menárguez Rocamora, que lleva unos dos años en la parroquia de este barrio alicantino, ni prevé su relevo. Así lo explicaron ayer fuentes de la Diócesis, ratificando las declaraciones del día anterior del vicario episcopal, quien dijo que el párroco lleva poco tiempo en su cargo y que por el momento no le había llegado ningún comentario relacionado con el cura de Villafranqueza. Sin embargo, una pancarta colgada durante unas horas el pasado sábado en el balcón de la iglesia de San José de El Palamó evidencia el malestar con el religioso. En su texto se podía leer: «Obispado sinvergüenza, cura vividor».

Fuentes cercanas al párroco aseguraron en cambio que una treintena de feligreses ha enviado cartas en su apoyo al Obispado, y que el actual prelado, Jesús Murgui, mandó a Villafranqueza a un representante eclesial a elaborar un informe sobre lo que ocurre en torno al sacerdote, quien no quiso hacer declaraciones para no avivar la tensión ni acentuar las diferencias con las personas descontentas con su gestión al frente de la iglesia, en un intento de que las aguas vuelvan a su cauce.

Los problemas en Villafranqueza de este párroco, que tiene 58 años y 27 de carrera eclesial, se remontan a sus primeros meses en este destino. Algunas personas le reprochan comportamientos que no consideran de un párroco, entre ellos estarían que acogió a un sin techo que vivía en las proximidades del campo de fútbol para que le ayudara en la iglesia, que en celebraciones religiosas y procesiones saca el móvil, graba el acontecimiento y hace fotos y después envía este material por whatsapp, que se reúne con feligreses en bares para, por ejemplo, preparar un bautizo cuando algunas personas consideran que debería hacerlo en la iglesia, o también, apuntaron, que pide a menudo dinero y que se le ha visto gastar con otras personas en recintos públicos. También abundaron en que hay gente descontenta con su forma de ser, personas que querrían ir al templo pero que al parecer no lo hacen porque no están de acuerdo con el estilo del párroco.

Desde el entorno del sacerdote indicaron que se le quiere calumniar, difamar y acabar con su carrera en la Iglesia, intrigando contra su persona cuando hay numerosas personas necesitadas a las que ayudar día a día.

Como recogió este diario el lunes, hay vecinos que critican la despreocupación del párroco con el barrio y la falta de una actitud servicial desde que se hizo cargo de la iglesia de San José. Otros en cambio le defienden, aplauden su idea de reformar parte del templo y alaban su comportamiento religioso. Menárguez fue enviado por el Obispado a Villafranqueza tras el fallecimiento del anterior párroco, Pascual Ortín.