Dicho y hecho, o casi. La brigadas de la Concejalía de Atención Urbana tenían previsto solventar a lo largo del día de ayer el estancamiento de las aguas del Barranco de las Ovejas tras la apertura de una zanja para permitir la entrada de agua salada del mar que tras mezclarse con el caudal dulce estancado debe provocar la desaparición de los limos y, con ello de los mosquitos, que pueblan el barrio de San Gabriel para desesperación de los vecinos. Al trabajo de los técnicos de la concejalía de Andrés Lloréns se unió el que han realizado la empresa que debe acabar los trabajos y que ha quitado la basura que se acumulaba en la zona.

Lo cierto es que el choque de competencias entre el Ayuntamiento, que quería actuar desde un principio, y la Conselleria de Agricultura, ha retrasado seis meses la solución final a un problema casi sanitario -pese a los informes sobre la inocuidad del problema en la zona se han visto ratas- y de orden público, porque las asociaciones vecinales comenzaban a organizarse para tomar la calle. Fuentes de la Concejalía de Atención Urbana, que ha trabajado en el barranco con sus propios medios, apuntaron que a lo largo del día de hoy la «mancha» verde debe haber desaparecido al correr ya el agua y entrar del mar hasta los mújoles, que desde ayer tienen un auténtico manjar por la materia orgánica que se ha ido acumulando en la zona.

El Ayuntamiento de Alicante decidió asumir la limpieza del cauce del Barranco de las Ovejas en un intento de tranquilizar a los vecinos de San Gabriel, cada vez más indignados por la situación del barranco y fue la propia alcaldesa, Sonia Castedo, la que dio la orden a Atención Urbana para solucionar un problema que, paradójicamente, no ha creado el Consistorio, ya que el proyecto es del Consell, aunque se ejecute en suelo municipal.

Tres años después de la fecha en que debían haber acabado las obras y con el barrio a punto de explotar por la degradación ambiental que sufre el cauce del Barranco de las Ovejas, la Conselleria de Agricultura ha vuelto a incumplir el compromiso con los vecinos y los trabajos siguen sin reanudarse al cien por cien, porque las obras de ayer son una actuación aislada para facilitar la salida y entrada de agua en el cauce.

Las obras se paralizaron a finales de 2013 dejando una tubería eléctrica submarina a medio enterrar en el cauce, que ha sido la causa de que en la desembocadura se haya formado un talud de tierra que impide tanto la libre circulación del agua, lo que ha acelerado el proceso de degradación del caudal, hasta ayer cubierto por una masa de algas, plantas y basura frente a viviendas y un colegio público.