Es ilegal y peligroso, pero la vieja práctica de utilizar azufre para intentar evitar que el perro del vecino orine en la puerta de casa se mantiene, y las habituales manchan blancas y amarillas proliferan por toda la ciudad. No se trata de un producto inocuo, y en cualquier tratado de química se indica que el azufre es una sustancia peligrosa que puede afectar a la salud cuando es inhalado, ingerido o por contacto con la piel. Los efectos de la exposición pueden incluir ulceración de la piel, conjuntivitis, inflamación de la mucosa nasal, falta de respiración, asma y traqueobronquitis. Además, se trata de un sólido altamente inflamable, pudiendo originar mezclas explosivas en contacto con el aire o con materiales oxidables. Por todo ello su utilización en la calle es ilegal y sancionable tal como se ha señalado desde la Concejalía de Atención Urbana. El peligro no se encuentra sólo en los riesgos que corre el animal sino también en los niños que puedan manipular o ingerir esta sustancia.
Pese a todo este rosario de males, muchos vecinos siguen usándolo ante el mal olor de las micciones de los animales. «Mantenemos una pelea con Atención Urbana por el tema de los perros», ha señalado José María Hernández Mata, vicepresidente de la asociación de vecinos de La Florida, quien considera que «Hay que darle una solución. Hay menos baldeos por la nueva contrata de limpieza y, aunque nosotros en la Florida no estamos mal, en muchos barrios tienen problemas con este tema». Los vecinos «exigimos al Ayuntamiento que haga una campaña de concienciación». En cuanto a los orines, Hernández Mata señala que «el azufre, además de ser peligroso, no funciona, los perros se mean igual. En mi comunidad lo que hacemos es echar cada día agua del grifo en la puerta y, como lleva cloro, limpia el olor y funciona».
Noé García, técnico en salud ambiental ha alertado igualmente de la peligrosidad e ineficacia del uso de azufre. «Las ordenanzas municipales prohíben su vertido en la calle porque es un producto químico. Para utilizarlo hay que tener un carné de manipulador pero popularmente su uso está extendido. Pese a que se puede adquirir en establecimientos de productos agrícolas y en algunas droguerías, García ha señalado «en teoría sólo se puede comprar en pequeñas cantidades». El técnico considera que hay soluciones para evitar que los perros utilicen siempre las mismas esquinas y portales para aliviarse. «Ahora hay repelentes a la venta en grandes superficies que son totalmente aptos para uso doméstico y aplicándolos habitualmente en la pared tienen un olor que provoca rechazo, aunque no funciona con todos los perros». A su juicio, con todo, el azufre tiene aún menos efectividad. «Se supone que al orinar sobre él provoca un olor que ahuyenta a los perros pero no está demostrado que funcione». En cuanto a su peligrosidad, García ha indicado que «si a un niño por ejemplo se le cae un caramelo sobre el azufre y se lo lleva a la boca, no se va a morir, pero sí le puede dañar».
En cuanto a sus efectos en los animales, el presidente de la protectora de Alicante, Raúl Mérida, ha manifestado que «es un producto tóxico que no se puede echar a la via pública. no se puede echar a la via públicaProduce emanaciones tóxicas y puede llegar a provocar la asfixia, y a los perros les puede causar quemaduras por las salpicaduras porque con la orina se convierte en un producto abrasivo». Mérida también aporta soluciones alternativas: «Yo le recomendaría a la gente recurrir a medios naturales como zumo de limón o cualquier ambientador que lleve limón».
