Son las 13.50 horas del pasado martes y decenas de personas se agolpan en los andenes de la estación del Tram de Luceros. Puntual llega el convoy de la línea 3 que une la ciudad de Alicante con El Campello. Nada más abrirse las puertas, empujones y codazos que no permiten ni salir a los viajeros que están dentro del Tram y que han hecho el trayecto a la inversa. Todo por conseguir un asiento. Y es que en pocos segundos todos los sitios están ya ocupados, pese a que Luceros es la primera parada de la línea, y todavía quedan muchos pasajeros de pie.

En la siguiente parada, El Mercado, ya es imposible moverse dentro del vagón y el aire acondicionado, apenas sí se nota.

Esta es la situación que día a día sufren los pasajeros que utilizan esta línea, una de las más demandadas del Tram, quienes denuncian la masificación de los tranvías en horas punta.

Es el caso de María Teresa Pérez, quien vive en El Campello y trabaja en el centro de Alicante «así que cada día cojo el mismo tranvía y es insoportable. Hay demasiada gente, los asientos se llenan en la primera parada y el viaje se hace eterno». Los momentos de mayor demanda, sostienen los usuarios, son a primera hora de la mañana, para viajar desde El Campello a Alicante, y a mediodía, en sentido inverso. En este sentido, para viajeros como María Teresa, «lo más lógico es que en estos meses de verano pusieran un doble convoy, como han estado haciendo en Hogueras».

Según pudo comprobar este periódico, la masificación y el agobio son constantes durante casi todo el trayecto desde el centro de la ciudad hasta El Campello, un recorrido que dura unos 30 minutos y que pasa por toda la playa de San Juan recogiendo a decenas de personas que han pasado un día en la playa.

Dentro del convoy, mucha gente joven, trabajadores que van a sus casas a comer y extranjeros, muchísimos extranjeros. Para mitigar las altas temperaturas, que en el exterior superan los 30 grados, abanicos y botellas de agua helada. Y es que el aire acondicionado, si está puesto, apenas se nota, por lo que el interior del tranvía es como una extensión del calor que se respira fuera. «Esto va siempre igual de lleno, por lo menos hoy no tenemos a nadie alrededor que huela a sudor, algo que es bastante habitual», explicaba el martes una chica que había cogido el tranvía con sus amigos.

Desde Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana negaron ayer que esta masificación responda a algún recorte en frecuencias o número de tranvías y señalaron que lo único que se ha suprimido en este sentido es la lanzadera que unía La Sangueta con la Puerta del Mar, mientras que por otro lado se ha aumentado la frecuencia de los trenes que viajan a Benidorm.

Desde la empresa pública sostienen que la saturación de pasajeros se da en momentos «puntuales, como el del pasado martes, cuando fue fiesta en la localidad de El Campello». No obstante, desde FGV sostienen que «estaremos vigilantes a la situación y en el momento en el que sea necesario ampliaremos la capacidad de los tranvías, como ya hacemos los fines de semana».

La empresa recuerda que los meses de julio y agosto son en los que más demanda registra el Tram, unos 600.000 viajeros por mes, frente a los 500.000 de otras épocas del año.