El Sindicato Unificado de Policía (SUP) consideró ayer que "no es casualidad" que las recientes "filtraciones" sobre el caso Brugal se hayan producido tras las elecciones autonómicas y locales. El colectivo se refirió así a los pinchazos telefónicos que afectan a diferentes cargos del PP en la provincia de Alicante y que han envuelto en un cruce de acusaciones al propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y a la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo.

A través de un comunicado, el sindicato incidió en que "no es casualidad, o no nos lo parece a nosotros, que sea ahora, una vez pasadas las elecciones, cuando empiezan a salir a la luz pública estas grabaciones". El SUP criticó, además que Rubalcaba -candidato en las primarias del PSOE- haya "manchado la institución al realizar declaraciones de carácter partidario en un acto institucional del Ministerio del Interior y delante de un cartel con el escudo de la Policía Nacional".

Más allá de esta referencia, el nombre de ministro del Interior tuvo también protagonismo en las argumentaciones del Partido Popular, que arremetió contra el representante del Ejecutivo acusándole de emplear su tiempo en "dar mítines" en las comisarías, en lugar de "cumplir las resoluciones judiciales que afectan a su departamento".

Este fuego cruzado se registró ayer en la sesión de control al Gobierno celebrada en el Congreso, a raíz de una intervención del portavoz de Interior del PP, Ignacio Cosidó, reprochando a Rubalcaba su empecinamiento a seguir nombrando "a dedo" a los mandos del Cuerpo Nacional de Policía por sus "propios intereses electorales".

Ante esta descarga de acusaciones, Rubalcaba apostó por los números logrados durante su gestión al frente del Ministerio del Interior poniendo sobre la mesa los avances alcanzados en la lucha antiterrorista o los descensos en materia de delincuencia. Una cara amable que no duró demasiado y que dio paso a un nuevo encontronazo con la alcaldesa de Alicante -tras las críticas que se han lanzado en días anteriores- advirtiendo de que se trata de un buen balance "le guste o no le guste" a la primera edil de Alicante, Sonia Castedo.