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Cala de l'Almadrava, peligro ignorado

El tercer arenal más visitado afronta su sexto verano sin acabar con el riesgo de desprendimientos

Imagen de esta semana de la playa de l´Almadrava, con decenas de bañistas en la zona prohibida bajo el talud más cercano a La Illeta. J.A.R.

Sexto verano consecutivo que afronta la playa de l'Almadrava, la tercera más visitada de El Campello, sin acabar con el riesgo de desprendimientos. A pesar de las señales de peligro por las que se supone que sólo está operativa una pequeña parte del arenal, los bañistas ocupan toda la cala sin miedo a que les pueda caer un pedrusco.

Este problema se ha eternizado por lo que las indicaciones ya no tienen un efecto disuasorio y la gente parece se ha acostumbrado a «convivir» con ese riesgo. A esto se une la denuncia de muchos usuarios sobre la falta de limpieza y servicios de la cala, indignados por el abandono que aseguran sufren desde hace años, y cuyo ejemplo es el problema sin resolver de los desprendimientos.

Se supone que sólo se puede estar en unos 50 metros de la playa, justo en su zona central de las escalinatas, de los 600 metros con los que cuenta esta coqueta cala de aguas cristalinas con vistas a La Illeta dels Banyets. Señales de peligro a un lado y otro advierten de la falta de estabilidad tanto de la zona más cercana a La Illeta como la de la urbanización Pueblo Español. Pero el calor aprieta y son muchos los que plantan la sombrilla y la toalla justo debajo del inestable talud, pese a las recomendaciones de los socorristas, «hartos» desde hace años de advertir a los bañistas de los riesgos.

El nuevo equipo de gobierno va a estudiar esta situación para buscar una solución que permita acabar con este peligro de desprendimientos y poder recuperar todo el arenal, según explicaron fuentes del cuatripartito, aunque desde hace ya una década el Ayuntamiento viene reclamando a la Dirección General de Costas que resuelva este problema sin éxito.

La zona donde más bañistas ignoran las advertencias es en el tramo que va de la zona central hasta la subida al paseo que lleva a la Torre y a La Illeta dels Banyets. En esa área el Ministerio de Medio Ambiente ya comunicó al Consistorio hace varios años que no se podía realizar actuación alguna, salvo algún saneamiento manual, ya que ese acantilado representa un aporte natural para la regeneración de la playa.

En cuanto a la otra vertiente, la que queda debajo de Pueblo Español, allí es menos frecuente la presencia de bañistas pero sí que es una zona de paso para acceder a el área residencial bordeando por bajo el talud. Ahí se realizaron en su día varias limpiezas manuales pero entre Costas y los vecinos no se llegó a un acuerdo para realizar una actuación integral con maquinaria pesada. Allí al menos hay varias protecciones para evitar desprendimientos, aunque son insuficientes y no cubren todo el frente del talud.

Los residentes de la zona vienen años denunciando el abandono que sufren, tanto por la falta de resolución de este problema como por la falta de limpieza y servicios. Manuela Navarro, usuaria de esta cala y residente en la urbanización La Illeta, manifestó que el «malestar» entre los bañistas «es generalizado, nos tienen abandonados». Esta residente advirtió también de la suciedad y roedores que hay en la zona por la falta de limpieza de un pequeño barranco, de la presencia de perros que se bañan en la playa e incluso usan el lavapiés cuando tiene una cala específica para ellos en la Punta del Riu Sec, y la falta de mantenimiento del jardín municipal de la zona.

Saneamiento

Hay que recordar que en 2010 los vecinos de Pueblo Español bloquearon durante meses la petición de Costas para limpiarlo, hasta que les garantizaron que no iba a entrar maquinaria pesada. Finalmente se hizo un saneamiento manual pero ese tipo de actuaciones en ambos taludes son insuficientes para poder garantizar la seguridad en los 600 metros de arenal, quedándose tan solo operativos apenas 50 metros frente a la escalinata, donde precisamente no hay talud.

En aquel mismo año se llegó a acotar la playa con vallas durante semanas para impedir el paso, aunque después se retiraron y se sustituyeron por señales de prohibido. Algunos residentes denuncian que con esas señales el Ayuntamiento se lava las manos y exigen que si realmente no se puede estar, se cierre la cala. Pero otros quieren seguir disfrutado de esta playa. Eso sí, muchos piensan que hasta que pase una desgracia las administraciones no se tomarán este asunto en serio y lo solucionarán. Y mientras, el calor sigue apretando bajo el talud.

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