Las grandes estrellas de la industria del videojuego tienen un derecho que sólo los más veteranos pueden permitirse: el valor de hacer algo nuevo. Ha pasado este año con 'Death Strandingy también en este caso, menos conocido, pero igual de meritorio, Patrice Désilets, responsable de una de las sagas de videojuegos más populares del mundo: 'Assassin's Creed' El creativo ha sorprendido lanzando una obra en el que tomamos el rol de primates que deben evolucionar hasta convertirse en los antecesores de los seres humanos.

Lejos ya de Ubisoft en su estudio Panache Digital Games, Patrice ha desarrollado una idea, a priori, jugable y divertida: emular a nuestros ancestros, sobrevivir como lo hacían ellos. Aprender a relacionarse para llegar con vida a la siguiente generación y convertirnos, en algún momento, en los antecesores de los seres humanos.

¿Cómo ha llevado esto a la práctica? Bajo la perspectiva en tercera persona y una gran habilidad que funciona a la perfección de nuestros personajes para escalar árboles y rocas, un plano, por supuesto, que aprovecha su experiencia de 'Assassin's Creed'. La fluidez del movimiento de nuestro simio es tan divertida como la que experimentamos con Altaïr, en la franquicia de Ubisoft. Patrice ha incorporado muy bien estas mecánicas que tan bien le han funcionado en el pasado.

Cuando el simio baja al suelo comienzan a aparecer los problemas para Ancestors, y es que Patrice decidió -más tarde ha comentado que fue falta de tiempo- que el jugador no reciba ayuda, que se sienta tan desvalido como un primate perdido en la selva, que aprenda a sobrevivir, y es ahí donde el juego se ha encontrado con la frustración de una generación de jugadores acostumbrados a pasarse buena parte de las experiencias con solo pulsar un botón.

No nos vamos a detener mucho en esta arriesgada decisión de diseño de Patrice por la que se ha llevado muchas críticas -la versión para PC se lanzó el verano pasado, ahora se lanza la versión para consolas- para continuar con 'Ancestors', porque merece la pena.

Una vez superada esta fase de aprendizaje comienza un título diferente. Ahora toca aprender mucho y rápido: hacer armas, curarnos de caídas o envenenamientos, comunicarnos, pescar, cazar, defendernos y, por supuesto, a pasar ese conocimiento a generaciones futuras. Sobre todo, es un juego que te invita a hacer comunidad; solo la solidaridad garantiza la supervivencia y el juego lo transmite en todo momento.

Cada vez que aprendes algo, y de forma muy visual, las neuronas se conectan en un árbol de habilidades que podrás pasar al resto de tu progenie. La obra fluye a lo largo de diversas generaciones y en todas ellas deberemos aprender para posteriormente poner en práctica estas habilidades, y es aquí donde el juego cojea: tras unas horas la única variedad que encontramos es en las habilidades que iremos aprendiendo. No suponen un gran salto cualitativo en la jugabilidad, pero acaban siendo repetitivas y en muchas ocasiones frustrantes, debido en gran parte al desconocimiento en los siguientes pasos de la curva de aprendizaje. Aun así, y ese es el comodín de Patrice, el hecho de aprender algo que no sabíamos, de hacerlo por nosotros mismos sin ayuda, resulta mágicamente gratificante, hace de 'Ancestors' una experiencia muy personal.

Hemos explicado más en este artículo de lo que 'Ancestors' va a esclarecernos a lo largo de la aventura. Es un videojuego basado en la experiencia, en la prueba y error. Puede que no sea un título redondo, ni perfecto, pero es brillante en su concepto y muy bien acabado en el aspecto de la acción y la movilidad de nuestro personaje. Tras su puesta de largo el pasado verano en PC, ahora sale a la luz para PlayStation 4 y Xbox One constituyéndose como una experiencia que merece la pena probar.

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