La democratización de la información a través de la revolución tecnológica que supone internet, y las nuevas herramientas asociadas, es uno de los grandes avances también en el ámbito de la salud. Las apps se están convirtiendo en un poderoso instrumento para la gestión de enfermedades crónicas, la promoción de hábitos saludables, el empoderamiento de los pacientes y la detección temprana e dolencias.

Para saber si una app de salud es de confianza hay que fijarse en si cuenta con un aval de prestigio, con el respaldo de una institución pública, sociedad científica, colegio profesional o universidad. También es fundamental que la aplicación elegida sea rigurosa y responda a las necesidades del usuario, bien sea profesional o paciente. Además, las estrellas no lo son todo, y hay que considerar el número de personas que han probado la aplicación, así como el tiempo que lleva en el mercado y el periodo transcurrido desde la última versión.

Las buenas apps tienden a permanecer con renovaciones periódicas y además son fáciles de usar, facilitan el registro de datos y disponen de buena integración si necesitan conexión a hardware de medición. Por último, es vital que tenga fuertes herramientas de comunicación que pongan en contacto al paciente con el agente sanitario más adecuado el máximo tiempo posible, mediante, por ejemplo, el uso de chatbots o robot capaz de simular una conversación con una persona.

Sello sanitario

Las aplicaciones que entran en el ámbito médico, y que se consideran un producto de salud, deben llevar obligatoriamente el marcado CE, la regulación oficial de la Agencia Española del Medicamento y Producto Sanitario. Y aquí se incluyen también aplicaciones móviles con los mismos requisitos y obligaciones que, por ejemplo, un aparato para medir la tensión arterial. Sin embargo, en la práctica la cuestión no es tan sencilla. Muchas de estas aplicaciones se camuflan, no como producto médico, sino como apps de ejercicio o estilo de vida, y entonces la regulación es mucho más ligera.

Añadir una pátina de tecnología a cualquier cosa no la hace efectiva. La amplia oferta existente complica realizar la distinción entre lo fiable y lo que no lo es. La salud y la alimentación representan el 32,5% de los bulos que circulan por la red, seguidos de la tecnología (13%) y la economía (11%), según alerta un estudio sobre bulos y fraudes en Internet realizado por la Asociación de Internautas.

Las aplicaciones móviles de salud no escapan del auge de los rumores y las informaciones falsas. Las federaciones de pacientes solicitan cada vez más a los profesionales sanitarios que receten aplicaciones o juegos de salud seguros y de confianza, además de útiles y fáciles de usar, ya que el 75% de los usuarios consulta en Internet o en aplicaciones antes de acudir a los profesionales sanitarios, y tras la visita médica el 70% vuelve a la red para informarse de todo lo que no ha quedado claro en la consulta.

Con el objetivo de ayudar a moverse con garantías entre tantas apps de salud, la fundación sin ánimo de lucro iSYS elabora una lista anual con las mejores aplicaciones para usuarios, ranking que en 2017 estuvo liderado por SocialDiabetes. La segunda persigue el mismo objetivo y es One Drop, muy conocida en Estados. Malaria Spot ocupa el tercer lugar, seguida por Cáncer.net Mobile, que incluye guías actualizadas sobre 120 tipos de cáncer. También facilita herramientas interactivas para llevar un registro de preguntas a los médicos y grabar las respuestas por voz, y para guardar información acerca de medicamentos recetados, incluidas fotografías de los prospectos y envases (en dispositivos con cámara).