Un móvil modular de LG, las curvas pulidas del Samsung Galaxy S7, la entrada de Huawei en el PC y la aparición inesperada de Mark Zuckerberg para hacer una defensa ardiente de la realidad virtual han protagonizado la jornada previa al arranque del Mobile World Congress (MWC).

No sólo de teléfonos y redes va a vivir este MWC, a juzgar por las diferentes propuestas que los fabricantes han mostrado en este domingo que precede a la inauguración de la feria de móviles más importante del mundo.

Samsung y LG sí han reservado para Barcelona la presentación de sus terminales estrella, Galaxy S7 y S7 Edge y el modular G5, respectivamente, pero la realidad virtual y los dispositivos híbridos que funcionan como un ordenador también han copado la atención este domingo.

Algo después de dejarse fotografiar corriendo por Barcelona, el consejero delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, apareció en el evento de Samsung para dar alas a la realidad virtual: "Estará pronto en todas partes. (...) Va a ser la siguiente gran plataforma", dijo.

El directivo, responsable también del proyecto Oculus, indicó que aunque por ahora se limite a juegos y entretenimiento, esta tecnología tiene el "potencial de cambiar nuestras vidas" y se va a convertir en la "plataforma más social".

Además fue un día de movimientos estratégicos: el de Huawei, tercer fabricante que más "smartphones" vende en el mundo, entrando en el negocio del PC con un dos en uno -llamado Matebook-; y el de HP, compañía de ordenadores, volviendo al mercado móvil con un "phablet" para entornos profesionales.

Otra de las tendencias claras de este MWC, si se atiende no sólo al énfasis de Zuckerberg, sino también al de los fabricantes, va a ser la realidad virtual: LG ha desarrollado unas gafas y tanto ella como Samsung han desvelado sendas cámaras para grabar contenidos en 360 grados.

Pero el gran anuncio en el terreno de la realidad virtual lo ha hecho HTC: su casco Vive, desarrollado junto a Valve, costará 799 dólares y se podrá reservar a partir del 29 de febrero.

Precisamente unas gafas de realidad virtual usó Samsung -Gear VR- para mostrar en directo a más de 4.000 periodistas las primeras imágenes de sus terminales Galaxy S7 y S7 Edge, que llegarán con resistencia al agua, mayor potencia y una cámara más rápida.

La nueva generación de móviles insignia de Samsung vuelve a desdoblarse en dos versiones: el S7, con pantalla de 5,1 pulgadas y estructura convencional, y el S7 Edge, de 5,5 pulgadas y con bordes de pantalla curvados e interactivos.

Los principales cambios que introduce el Galaxy S7 son internos y tienen que ver con rendimiento -procesador un 30 % más potente-, autonomía --3.000 y 3.600 miliamperios- y óptica -cámara con enfoque más rápido y que capta más luz-.

LG, por su parte, quiso sorprender con las formas, al convertirse en el primer gran fabricante en crear un terminal modular: el G5, también de gama alta, permite acoplar a la batería tres módulos que añaden distintas funcionalidades: cámara digital con botones físicos, batería adicional y altavoz de alta definición marca Bang & Olufsen.

Frente al universo dominante de los terminales Android, la estadounidense HP ha optado por volver al mundo móvil de la mano de Windows 10 con un "phablet" orientado al ámbito empresarial, HP Elite x3.

Se trata de un dispositivo que puede funcionar como teléfono, portátil y ordenador de sobremesa gracias a la convergencia del sistema operativo de Microsoft y a una serie de accesorios que el fabricante estadounidense lanza simultáneamente.

También la tecnológica china Huawei eligió Windows 10 para arrancar su andadura en el negocio del ordenador personal: Matebook es un híbrido de tableta y PC al estilo de Surface y iPad Pro. Tiene pantalla de 12 pulgadas y es compatible con funda-teclado y lápiz táctil.

Por último, la china ZTE mostró Spro Plus, una tableta que también funciona como proyector.

Los grandes fabricantes han puesto sus cartas boca arriba un día antes de que dé comienzo la undécima edición del Mobile World Congress, que prevé reunir a 95.000 asistentes y generar un impacto económico de 460 millones de euros (511,1 millones de dólares).