Cerca de ocho millones de españoles sufren dolor crónico, un conjunto de patologías en las que abundan las dolencias del aparato locomotor y músculo esquelético y en estas semanas de confinamiento han visto acrecentado su sufrimiento por la ausencia de ejercicio, rutinas, pero también por la incertidumbre.

Así lo ha señalado a EFE el doctor Antoni Castel, coordinador del Grupo de Psicología y Dolor de la Sociedad Española del Dolor (SED), que destaca el papel que las emociones juegan en la gestión de muchas de estas patologías. "Si estoy más angustiado, deprimido, preocupado, posiblemente ese nivel de ansiedad va a magnificar mi dolor".

Según datos de Datos de la Encuesta Nacional de Salud, un 18% de la población padece artrosis, enfermedad degenerativa que cursa con dolor; un 16% cervicalgia; un 19% dolor lumbar crónico, y un 1,8% procesos oncológicos que también provocan dolor.

Además, el 45% de la población manifiesta sufrir dolores periódicamente y éste es tan severo que condiciona la vida del 9% de los españoles (el 15% de los mayores de 75 años).

La mayoría de los ocho millones de españoles que padecen dolor crónico tienen problemas del aparato locomotor y músculo esquelético, pero también hay pacientes con dolor neuropático (que se produce por un funcionamiento anormal del sistema nervioso) o cefalea crónica (dolor de cabeza).

Para todos ellos, la instauración de una serie de rutinas resulta fundamental para evitar que el dolor tome el control de la vida del paciente, advierte Castel.

Como experto en psicología y dolor, asegura que seguir unas pautas ordenadas que incluyan salir a pasear, hacer ejercicio, mantener contacto con otras personas, aprender cosas nuevas, etc, son "dinámicas en positivo" que contribuyen a controlar el dolor.

Pero de repente ahora "todo eso desaparece". "El confinamiento limita ciertas actividades que son necesarias para su bienestar físico y emocional y esto va a incidir en su cuadro de dolor", explica.

A esto se suma la incertidumbre por la situación personal. Habrá personas que hayan perdido el empleo, que teman caer enfermos, que estén preocupados por sus mayores o no sepan cómo van a pagar la hipoteca o el alquiler. "Esa angustia va a aumentar su percepción del dolor", advierte.

Así, Castel destaca la importancia de generar nuevas rutinas y mantener unos horarios y actividades de higiene personal para garantizar un mínimo equilibrio.

"Si el paciente no mantiene esas rutinas, el dolor pasará a ser el centro de su vida", avisa.

El doctor Javier Vidal, reumatólogo y miembro de la Junta Directiva de la SED, apunta a EFE que la actividad física en los procesos de dolor crónico y especialmente en las enfermedades reumáticas es una parte del tratamiento complementario esencial.

"Se habla mucho de que los niños tienen que salir a la calle, pero pensemos en las personas mayores que limitan su actividad física de forma sustancial. Van a perder un porcentaje de masa muscular que luego les va a costar mucho recuperar", lamenta.

Vidal cree que sería necesaria una mayor sensibilización de los responsables sanitarios para intentar garantizar un mínimo de actividad física en los colectivos que más lo necesitan, como una parte de los afectados por dolor crónico.

Consciente de la situación que viven estos pacientes, la SED ha publicado en su página web una serie de recomendaciones de ejercicios para que los pacientes mantengan una mínima actividad física en sus casas y puedan hacerla de manera regular y durante el tiempo suficiente.

Vidal augura que "con absoluta seguridad" cuando pase el confinamiento las cifras de personas afectadas por dolor serán peores, debido a la ausencia de ejercicio físico regular.

"Hay que potenciar este hábito y más después de esta crisis porque el ejercicio tiene varios beneficios, no sólo el físico, sino también el emocional y vamos a necesitarlo cuando esto pase", señala.