La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte: la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, y cada año mueren, como mínimo, 2,8 millones de personas a causa de la obesidad o del sobrepeso.

España no escapa del problema y en la actualidad "es una sociedad obesogénica", según afirma el doctor Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO-SEO), quien precisa en una entrevista con Infosalus que en torno a un 20-25% de la población española presenta obesidad, mientras que un 30-35% sobrepreso, independientemente del sexo.

Además, señala que en los menores de 50 años la obesidad y el sobrepeso son más prevalentes en los hombres, pero por encima de esa edad la tasa de obesidad la superan las mujeres. "En adultos, además, hay que lamentar que se siguen incrementando los índices de sobrepeso y de obesidad", avisa el especialista. El experto llama la atención también sobre la tasa de obesidad infantil española, "de las más altas de Europa", aunque celebra que haya cierto estancamiento, y que estas cifras no se hayan seguido incrementando.

¿Cómo diferenciar obesidad de sobrepeso? La OMS aclara que el sobrepeso y la obesidad se definen como una "acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud". Para poder medirlas y clasificar a las personas de acuerdo con estos parámetros se emplea lo que se conoce como 'Índice de Masa Corporal o IMC', el peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2).

En este sentido, el presidente de la SEEDO-SEO señala que si el IMC está por debajo de 25 no hay obesidad, ni sobrepeso; si se encuentra entre 25 y 30 hay sobrepeso; y si el IMC se sitúa por encima de 30 la persona tiene obesidad. Ahora bien, es una regla general que no puede aplicarse a todo el mundo porque, según pone de ejemplo, previsiblemente a un culturista le salga el IMC de persona obesa, cuando realmente no lo está.

¿Conllevan el mismo riesgo para la salud? El doctor Tinahones indica que se puede considerar al sobrepeso como al "estadio previo" a la obesidad y, entre otras diferencias, menciona que las personas con sobrepeso sí presentan más riesgos para la salud que la población con normopeso, pero no tan graves como los que pueden padecer por regla general las personas obesas. "Las personas con sobrepeso no tienen tan incrementado el riesgo de tener determinadas enfermedades como la diabetes, la hipertensión, alteraciones de los lípidos en sangre, por ejemplo, aunque sí tienen un mayor riesgo que quienes se encuentran en su normopeso", advierte.

En concreto, cita que hay una "enorme cantidad" de patologías asociadas con la obesidad y con el sobrepeso y, por ejemplo, determinados tipos de cáncer son muy prevalentes en los casos de obesidad, como podría ser el cáncer de útero, o todos los cánceres del tubo digestivo; también son más prevalentes las patologías respiratorias; entre otras también estos pacientes suelen presentar el síndrome de la apnea del sueño, así como grasa en el hígado, que puede llegar a producir una cirrosis en última instancia.

Otro riesgo que conlleva la obesidad para la salud es que disminuye la fertilidad, ésta es más baja en sujetos con obesidad frente a sujetos con normopeso; a la vez que las personas con obesidad tienden a presentar problemas articulares, ya que siempre un exceso de peso provoca un desgaste mayor de las articulaciones y que a la larga aparezcan problemas degenerativos; los problemas circulatorios son también más frecuentes en estos casos, como por ejemplo las varices. "No habría diabetes tipo II si no hubiera obesidad", zanja el especialista.

¿Cómo combartirlos?

La OMS indica que la obesidad suele ser el resultado de un desequilibrio entre las calorías ingeridas y las calorías gastadas: "El aumento del consumo de alimentos muy ricos en calorías, sin un aumento proporcional de la actividad física, produce un aumento de peso. La disminución de la actividad física produce igualmente un desequilibrio energético que desemboca en el aumento de peso".

A juicio del presidente de la SEEDO-SEO la mejor herramienta es siempre la prevención puesto que "luego combatirlo es más difícil", de forma que el normopeso no suba a sobrepeso, y éste a su vez en la obesidad.

"Una vez que hay obesidad, volver al peso ideal no es fácil porque los fármacos que hay hoy día no están financiados y son caros, el cambio de estilo de vida tiene que ser mantenido durante mucho tiempo y además, generalmente la adherencia del paciente a una dieta hipocalórica suele fallar. Las herramientas que tenemos no son buenas, pero cualquier sujeto que cambie de estilo de vida, a uno saludable, y de forma permanente, adelgazara", concluye Tinahones.

La OMS en este sentido ve clave el apoyo de la comunidad y del entorno, a la hora de que cambien las elecciones personales de la persona y se evite la obesidad. Además, el organismo sanitario más importante a nivel mundial sostiene que una dieta saludable puede contribuir a prevenir la obesidad, y por ello dice que se puede mantener un peso saludable, reducir la ingesta total de grasas y sustituir las grasas saturadas por las insaturadas, así como aumentar el consumo de frutas, de hortalizas, de legumbres y de cereales integrales, además de comer más frutos secos, o reducir la ingesta de sal y de azúcar.

Por otro lado, mantiene que la actividad física regular ayuda a mantener un cuerpo sano. "La realización de actividades físicas habituales de intensidad moderada durante al menos 150 minutos a la semana reducen el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, y cáncer de colon y de mama. El fortalecimiento muscular y los ejercicios de equilibrio pueden reducir las caídas y mejorar la movilidad de las personas mayores. Para reducir el peso puede ser necesaria una actividad más intensa", remarca.