Según datos de la OMS, aproximadamente unos 180 millones de personas en todo el mundo tiene algún tipo de discapacidad visual. Las previsiones apuntan a que en apenas unos pocos años (algunos señalan ya 2020) estas cifras aumentarán de tal manera que el derecho a contar con una buena salud visual se convertirá en un derecho humano esencial.

En la actualidad, existe una creciente concienciación acerca de seguir hábitos de vida saludable una vez nos encontramos en la edad madura (45 años o más) y efectuar una práctica deportiva adecuada a esa edad. Sin embargo, ese deseo de continuar practicando deporte choca en muchas ocasiones con un problema fundamental: la pérdida de visión, generada por factores asociados a la edad.

En cifras porcentuales, aproximadamente un 90% de la población por encima de los 45 años sufre lo que denominamos presbicia o vista cansada. Este porcentaje aumenta aún más (95%) cuando superamos los 50 años.

¿Cómo repercute esta circunstancia en la práctica deportiva? Pues reduciendo considerablemente las posibilidades de llevarla con totales garantías. Algo que resulta evidente en deportes que requieren una mayor precisión, de modo que, por ejemplo, jugar al tenis se convierte en un verdadero problema. Lo mismo ocurre con quienes practican deportes como el running, que comienzan a sentir temor a sufrir una caída.

En palabras del doctor Enrique Chipont, director médico y especialista de Oftálica, esa presbicia o vista cansada, “se origina porque el cristalino del ojo pierde elasticidad y, en consecuencia, disminuye sus posibilidades de una correcta curvatura. El cristalino es la lente natural del ojo y su grado de curvatura en cada instante de nuestras vidas es lo que nos permite adaptar la visión a la distancia de los objetos a fin de apreciarlos correctamente en cada momento”.

Es obvio que practicar deporte con este problema trae como consecuencia pérdidas de concentración, miedo a fallar o a caer y toda una cadena de miedos que, en ocasiones, pueden terminar con la motivación del deportista.

La pregunta es sencilla: “¿Por qué conformarnos con evitar que se agrave nuestro problema de vista cansada y perjudique nuestros momentos de ocio y deporte si podemos corregirlo y solucionarlo?”

Según el doctor Chipont, “los enormes avances que ha habido en el diseño de lentes intraoculares, han permitido el desarrollo de la lente intraocular multifocal que aporta resultados muy satisfactorios al paciente que quiere poner fin a sus problemas de vista cansada, pues el láser no conseguía eliminar por completo los problemas de presbicia”.

Así, “la cirugía para la implantación de la lente intraocular multifocal consiste en la sustitución de ese cristalino endurecido por una lente intraocular multifocal, con la cual podremos corregir no solo la presbicia, sino ciertos grados de miopía o hipermetropía que pudiera padecer el paciente con anterioridad”, subraya el doctor Chipont.

“Esta operación -explica el doctor Chipont- cuenta con muchas ventajas: apenas durará 15 minutos, sólo precisa de unas gotas anestésicas que dejarán tu ojo relajado para, después de una incisión de 1,8mm, realizar la extracción del cristalino endurecido e introducir la nueva lente. Todo ello sin precisar ningún tipo de sutura”. Además es reversible, es ecológico y nos ofrece una mejor calidad de visión.

Oftálica Clínica Oftalmológica

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