En otras ocasiones ya hemos hablado sobre la patología capilar. Ya sabemos que la miniaturización de folículos de forma gradual es normal en los hombres y se considera patológica en mujeres. Sabemos también que existen multitud de enfermedades médicas del cuero cabelludo y los folículos pilosos que sólo pueden mejorarse con tratamiento médico y sabemos también que no todos los pacientes con caída de cabello pueden someterse a microcirugía capilar.

Pero en esta ocasión, más que en la patología en sí, nos vamos a centrar en nuevos métodos de diagnóstico capilar que posteriormente nos ayudan a establecer el tratamiento más adecuado y así poder valorar de forma objetiva la evolución de cada paciente dependiendo de la enfermedad que padezca.

La valoración clínica en tricología es imprescindible para poder llegar a un correcto diagnóstico, proponer un tratamiento adecuado y conseguir solucionar o paliar el problema por el que acude el paciente. Normalmente esta valoración se compone de una anamnesis completa, una exploración clínica adecuada y la solicitud de pruebas complementarias, destacando entre ellas la tricoscopía. Evidentemente, también se solicitarán otras pruebas como analítica sanguínea, biopsia, etc. dependiendo de la patología que se sospeche y en caso de que estas pruebas se consideren necesarias.

Hasta ahora, los métodos básicos para valorar la caída de cabello y los problemas capilares se basaban en la evaluación de la densidad capilar y la realización de un tricograma. La evaluación de la densidad capilar consiste en valorar zonas de baja densidad a la inspección visual.

Deben explorarse primero las zonas que ha señalado el paciente como más destacable. En función de la sospecha diagnóstica se evaluarán también las zonas comúnmente afectadas y finalmente se explorará toda la superficie del cuero cabelludo por si hubiese zonas que pasen desapercibidas como puede ocurrir en alopecias autoinmunes y en algunas de tipo cicatricial.

El tricograma era hasta ahora la forma más efectiva de realizar un contaje del estado de los folículos pilosos y poder determinar qué cantidad de cabello se encontraba en proceso de caída y qué cantidad en crecimiento. El inconveniente es que con esta técnica se precisa arrancar una muestra de cabellos en cada visita médica para posteriormente realizar el contaje mediante microscopía óptica. Aquí es donde juega un papel importante el avance científico en cuanto a contaje de cabellos.

Mediante tricoscopía electrónica se puede conseguir un contaje rápido y exacto de varios parámetros que tras más de una visita nos puede servir para realizar una comparativa y valorar la mejora o empeoramiento del estado del cabello del paciente al que se le esté realizando el estudio.

La tricoscopía electrónica realiza una medición de parámetros generales en función de la edad y el sexo del paciente, realizando un contaje de superficie, contaje de cabello y densidad capilar.

Posteriormente, contea el cabello y la densidad de cabellos relevantes en el momento en el que se realiza la tricoscopía y así se valoran las diferencias, entre lo que debería haber y lo que hay. También mide otros factores, como la longitud del cabello, el porcentaje de cabellos en crecimiento, en caída, grosor del cabello, cabellos terminales, cabellos vellosos, etc. En base a estos datos se pueden establecer unos algoritmos para ayudar a establecer diagnósticos exactos.

Por ejemplo: en una paciente que presenta una alopecia difusa se valorará si en la tricoscopía se observan pelos cortos en crecimiento y ausencia de miniaturización para descartar alopecia androgénica y establecer diagnóstico de efluvio telógeno.

La tricoscopía electrónica es un método que debe estar presente a día de hoy para ser más exactos y certeros a la hora de establecerse un diagnóstico tricológico. La tecnología más avanzada siempre se encuentra en Centro Dermatológico Estetico, esperándote para poder ofrecerte lo mejor.

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