Las cataratas se caracteriza por la formación de opacidades en el cristalino, la lente natural del ojo, cuya transparencia es fundamental para que la visión sea nítida y clara. Esta patología visual es la primera causa de ceguera en todo el mundo y la operación más frecuente en medicina, no solo en oftalmología.

Las cataratas están ligadas fundamentalmente al envejecimiento, son inevitables a medida que se van cumpliendo años. De hecho, a partir de los 60-65 años el cristalino es notablemente menos transparente y a partir de los 70 existen opacidades evidentes de diferente consideración en esta lente natural del ojo.

Las cataratas hacen que la visión sea borrosa y que el paciente perciba su entorno sumido en una especie de mancha o nebulosa de color ocre o amarillento que les impide percibir los colores nítidamente.

Además, las cataratas pueden causar deslumbramientos en entornos con luz intensa y serias dificultades visuales en ambientes con poca luz o por la noche. A medida que las cataratas van madurando, el paciente experimenta problemas para leer, conducir, calcular las distancias y para, en definitiva, desenvolverse con soltura en su vida diaria.

De hecho, si las cataratas no se operan acaban en ceguera ya que la única opción para eliminarlas es pasar por quirófano; no existen medicamentos, gotas, dispositivos, gafas o productos que las curen o las reduzcan.

«Hace años, esta intervención se retrasaba lo máximo quizá porque era más agresiva y requería extraer la catarata en bloque con una incisión mayor en la córnea; pero ahora es completamente diferente», explica el doctor Jorge Alió del Barrio especialista en cirugía corneal y del cristalino del centro oftalmológico Vissum.

Sin embargo, en los últimos años la cirugía de cataratas ha alcanzado un alto nivel de sofisticación. Tanto es así, que las recomendaciones acerca de cuándo es mejor intervenir quirúrgicamente para eliminarlas han cambiado por completo.

Gracias a las técnicas mínimamente invasivas [que hacen la cirugía mucho más segura] y a las lentes de las que disponemos actualmente, con las que incluso podemos acabar con la vista cansada y hacer que el paciente no necesite gafas ni siquiera para leer, lo mejor es operar cuando el paciente ve mermada su calidad de vida.

No es necesario esperar a que la catarata madure por completo, ya que además cuanto más densa y dura sea la opacidad, más difícil es de intervenir y más riesgo de complicaciones tendremos.

En cualquier caso, en los centros de referencia el paciente debe recibir información sobre las diferentes alternativas existentes según su caso concreto, así como de la posibilidad de aprovechar la intervención quirúrgica para introducir una lente que corrija defectos de refracción como la miopía o la presbicia, otro problema visual inevitable ligado al envejecimiento.

Para más información en su web.

Correo electrónico: info@vissum.com

Teléfono: 965 154 062