Uno no sabe lo que desconoce. Cuando a partir de los 38 años una pareja decide buscar su primer hijo, es cuando sale a la luz qué es la reserva ovárica: un obstáculo invisible hasta la fecha.

En medicina reproductiva, existen dos parámetros básicos sumamente importantes para conseguir el embarazo: la calidad y la cantidad ovocitaria. Y más sabiendo que en el momento de nacer, una mujer dispone de unos dos millones de ovocitos en sus ovarios, cifra que se reducirá a 400.000 cuando alcance la pubertad y que pasados los 35 años sufre un descenso notorio que empieza a mermar la capacidad para concebir.

Según datos del INE, la edad media en España para el primer embarazo es de 32 años, siendo el segundo país de Europa en maternidad tardía. Esta realidad es la consecuencia de carencias sociales como la falta de trabajo estable, que imposibilita la estabilidad económica, o la no conciliación, además de la sensación de que a los 30 se es demasiado joven para formar una familia. La ausencia de información por parte de la sociedad sanitaria tampoco ayuda.

Desde la clínica de fertilidad IVF-Spain, el Dr. Sergio Rogel, advierte que existe una responsabilidad social al respecto.

“El factor edad materna está presente en el 70% de las parejas que consultan por problemas reproductivos. Son numerosos los pacientes que se quejan por la falta de información preventiva al respecto. Coinciden en que, si lo hubieran sabido antes, no habrían esperado tanto o habrían preservado sus ovocitos.

Por eso en IVF-Spain realizamos charlas divulgativas abiertas a todo aquel que quiera obtener más información. La próxima tendrá lugar el 7 de marzo a las 19 horas con el título: El factor edad en la fertilidad (plazas limitadas). De esta forma los pacientes pueden ser dueños de su cuerpo y de su futuro”, señala el ginecólogo.

Que las mujeres reciban información en sus primeras revisiones ginecológicas ayudaría a anticiparse al problema.

Existen varios indicadores que permiten medir el estado de la reserva ovárica. Uno de ellos es la realización de una ecografía que identifique cuánto folículos antrales tiene la paciente.

Por otro lado, con un análisis de sangre se puede medir el nivel de la hormona Antimülleriana (AMH), que con valores inferiores a 1 ng/ml puede repercutir en la fertilidad. Sin olvidar que la calidad ovocitaria juega un papel muy importante para conseguir el embarazo.

La medicina reproductiva pone sobre la mesa una repuesta a una realidad social difícilmente modificable y una solución para detener el famoso reloj biológico: la vitrificación de ovocitos.

En definitiva, medicina e información preventiva deberían ser, sin duda, herramientas muy útiles para quienes aún no saben qué es la infertilidad.