El auge y sofisticación de la cirugía refractiva mediante diferentes técnicas de láser revolucionó las intervenciones quirúrgicas oftalmológicas hace ya más de dos décadas. No obstante, no pocos pacientes tenían que renunciar al sueño de corregir sus problemas de refracción (miopía, hipermetropía y astigmatismo) debido a ciertas limitaciones que presenta este procedimiento quirúrgico.

Motivos para descartar la cirugía refractiva con láser

Tener una córnea demasiado fina o con una forma muy plana, que esta capa del ojo presente irregularidades en su superficie o tener una graduación muy alta son motivos de descarte automático para la cirugía refractiva con láser, que además tiene un inconveniente fundamental: no es reversible.

Después de una cirugía refractiva con láser es factible hacer algún pequeño retoque, pero no se puede reintervenir en caso de que, por ejemplo, las dioptrías aumenten tiempo después de la operación o de que haya un problema de hipercorrección visual.

Sin embargo, estos factores han dejado de ser un obstáculo gracias a las lentes intraoculares, dispositivos que se han convertido en una alternativa para muchos pacientes que antes no podían optar a ninguna solución para sus problemas de refracción.

Ventajas fundamentales de las lentes intraoculares

- Su implantación no requiere modificar la córnea. Las intervenciones tradicionales se hacen con láser y se basan en tallar la córnea para darle la forma adecuada. Esto repercute en una mayor fragilidad de esta capa del ojo que queda más vulnerable en caso de recibir un traumatismo.

Esta circunstancia motiva que muchos deportistas o profesionales, como bomberos o policías que no eran candidatos a este procedimiento, ahora puedan disponer de una alternativa.

- Versatilidad. Permite corregir varios defectos de la visión. Con lentes intraoculares es posible corregir defectos de refracción, pero también cataratas con lentes que sustituyen el cristalino, así como presbicia o vista cansada, para lo que se recurre a lentes monofocales, bifocales o trifocales que ofrecen excelentes resultados para mejorar la visión cercana, media y lejana.

- La visión resultante es mejor. Las lentes intraoculares no solo corrigen graduaciones más altas. También procuran una agudeza visual en torno a un 20% mayor que la que el paciente alcanza con gafas, lentillas o cirugía láser.

- Recuperación más breve. La visión normal tras una cirugía con lentes intraoculares se recupera en apenas 24 horas y el paciente puede retomar su actividad cotidiana prácticamente al día siguiente de la intervención.

Durante unos días debe evitar frotarse los ojos, hacer movimientos bruscos con la cabeza o practicar ejercicio intenso.

Eso sí, para calcular el tiempo de recuperación total hay que tener en cuenta que no se intervienen los dos ojos a la vez, sino que entre uno y otro se deja transcurrir una semana aproximadamente.

- Menos efectos secundarios. Las lentes intraoculares son completamente biocompatibles, muy flexibles y no causan rechazo ni dejan sensación de cuerpo extraño en el ojo.

Se introducen en el ojo a través de incisiones mínimas que cicatrizan rápidamente. La sequedad ocular y los halos o destellos nocturnos son menos frecuentes en pacientes con lentes intraoculares.

En líneas generales, los contratiempos en estos casos son menos severos y casi siempre se solucionan con tratamientos fáciles a base de gotas o colirios. No obstante, y aunque es poco frecuente, pueden presentarse contingencias que obligan a reintervenir, lo que supone volver a quirófano.

Qué tener en cuenta antes de operarse de la vista con lentes intraoculares

En todo caso, esta cantidad de bondades no quiere decir que las lentes intraoculares sean la panacea para todos los pacientes con problemas visuales.

Los expertos de VISSUM recomiendan no caer en la euforia que se vivió con la cirugía refractiva láser y tener en cuenta algunos aspectos fundamentales:

- Antes de someterse a una cirugía con lentes intraoculares hay que hacer una revisión exhaustiva para comprobar cuál es la salud general del ojo y evaluar la idoneidad del candidato a esta intervención.

De esta forma, las lentes intraoculares refractivas no pueden implantarse en pacientes con uveítis (inflamación de la úvea, la membrana que ubica entre la esclerótica y la retina) o en usuarios que tienen la cámara del ojo en la que se ha de alojar la lente demasiado estrecha.

Por otro lado, si el estudio previo revela la existencia de cataratas, incluso en fases muy incipientes, hay que plantearse la corrección de éstas antes de proceder a colocar las lentes intraoculares.

Asimismo, hay que recalcar que las lentes intraoculares no representan la curación de la patología de base causante de los problemas de refracción. De esta esta forma, un ojo miope siempre será miope. Este recordatorio es vital para los pacientes con alta miopía, ya que esta patología aumenta su riesgo de desprendimiento de retina y esa circunstancia no cambiará con lentes intraoculares, por lo que tendrán que seguir revisando su vista periódicamente para controlar este factor.

- Por otro lado, las lentes intraoculares refractivas no evitan la aparición de cataratas; de hecho con el paso del tiempo pueden causar cierta opacidad en el cristalino, lo que obliga a sustituir la lente natural por otra sintética.

Asimismo, en algunos casos, y para que el resultado sea óptimo, la cirugía con lentes intraoculares puede requerir del láser como complemento para corregir, por ejemplo, un astigmatismo residual.

Hace tiempo también se documentó un mayor riesgo de glaucoma transitorio (incremento de la presión intraocular) tras la implantación de estas lentes. Aunque se trata de un efecto poco frecuente que se ha resuelto muy bien en estos años, hay que saber que puede ocurrir.

- Cuestión económica. Las lentes intraoculares son dispositivos muy sofisticados que requieren de instrumental avanzado y de especialistas muy experimentados para su implantación, lo que encarece ligeramente la intervención con respecto al láser.

Es fundamental antes de tomar la decisión de operarse, evaluar centros, especialistas y procedimientos no en función del coste económico, sino teniendo en cuenta la experiencia y trayectoria del equipo médico, el prestigio del centro, el estudio previo y las explicaciones que dan al paciente sobre el procedimiento.

Es el caso de VISSUM, clínica donde un equipo médico de primer nivel lleva décadas realizando este tipo de intervenciones que procuran una enorme mejora en la calidad de vida y de visión de los pacientes.

Y es que no hay que olvidar que, aunque los resultados son muy buenos y la tasa de complicaciones es mínima, las lentes intraoculares se implantan en un acto quirúrgico y que pasar por quirófano siempre conlleva un riesgo.