La dermatología, es la parte de la medicina que se encarga de estudiar y tratar las enfermedades de la piel. Muchas de ellas, una vez se ha establecido un correcto diagnóstico y tratamiento, tienen una resolución sencilla que suele ser cuestión de días, a lo sumo, semanas. Pero existen otras patologías cutáneas, que por sus causas, en ocasiones aún desconocidas, o por la cronicidad de los síntomas, son consideradas muy complicadas de tratar y sobre todo muy difíciles de llevar día a día por los pacientes que las padecen.

El problema de las patologías cutáneas, es que son visibles, lo que además de generar incomodidad física a los pacientes, puede crearles inseguridad, malestar e incluso aislamiento social, por lo que el paciente puede tener asociada a su enfermedad una afectación psicológica que convierte el proceso en un círculo vicioso que todavía complica más la evolución.

Hoy centramos nuestra atención en dos patologías, cuyos tratamientos han avanzado mucho a lo largo del tiempo, pero que aun sabiendo que tienen una causa autoinmune, a día de hoy no se han podido curar definitivamente. Hablamos de la psoriasis y el vitíligo, dos patologías diferentes, que pueden ser tratadas y mejoradas con los procedimientos más avanzados hasta el momento. Recordemos brevemente, en qué consiste cada patología y con qué contamos para un tratamiento satisfactorio en cada caso.

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que produce placas escamosas engrosadas e inflamadas, con una amplia variabilidad clínica y evolutiva. No es contagiosa, aunque sí puede ser hereditaria. Puede afectar a cualquier parte del cuerpo, frecuentemente a las zonas de codos, rodillas, cuero cabelludo, abdomen, espalda e incluso las uñas.

El vitíligo es una enfermedad caracterizada por la despigmentación adquirida de la piel debida a la desaparición de los melanocitos epidérmicos. Afecta a un 1% de la población general y aunque puede manifestarse a cualquier edad aproximadamente en un 50% de los casos, el debut se produce antes de los 20 años. Se considera una enfermedad autoinmune y como tal puede asociarse a otras pertenecientes al mismo grupo de patologías.

Tanto el vitíligo como la psoriasis, suponen un importante impacto social y psicológico para el paciente y pueden limitar su capacidad para alcanzar una vida normal.

Los tratamientos, no curan la enfermedad, pero en ambas patologías producen una mejora de los síntomas que permiten al paciente llevar su vida con la mayor normalidad posible y minimizar el impacto social y emocional.

En psoriasis, generalmente se prescriben los tratamientos en función del alcance de la patología. Se pueden emplear tratamientos tópicos, inmunológicos por vía oral y en casos graves o resistentes a otros tratamientos, fármacos biológicos. La acción de las luces ultravioleta A y B, así como la radiación de la plataforma médica láser V-Trac, totalmente indolora, producen una disminución de la inflamación de las placas psoriásicas. Si se establece una pauta correcta de sesiones y un tratamiento reglado se puede conseguir una grata mejoría para los pacientes que sufren cada día estas lesiones en su piel.

En el tratamiento del vitíligo, también se emplean combinaciones de tratamientos tópicos unidos a fototerapia. Así se potencia la efectividad de la luz láser. Si se da este enfoque, la fototerapia permite una repigmentación paulatina del vitíligo.

La fototerapia, ayuda a mejorar la sintomatología tanto de la psoriasis como del vitíligo, de manera que el paciente puede mejorar también su calidad de vida.

Vivir con psoriasis o vitíligo no es sencillo, son patologías visibles y difíciles de llevar para los pacientes que las padecen. En Centro Dermatológico Estético, cuidamos desde hace más de tres décadas la piel de nuestros pacientes y avanzamos día a día para poder ofrecer los tratamientos más adecuados.