El sueño es un proceso activo durante el cual se producen distintas funciones corporales, se organiza en ciclos en los que alterna el sueño NREM y el sueño REM. En éste último es donde más se producen las ensoñaciones y predomina en las últimas horas de la noche. «Que recordemos un sueño o no, principalmente depende de si nos despertamos en ese momento: cada vez que finalizamos un ciclo de sueño solemos tener un breve despertar, por lo que fácilmente podremos recordar en ese momento lo que soñábamos, pero tendemos a olvidarlo si volvemos a dormirnos» apunta la doctora Paula Giménez, directora de la Unidad del Sueño del Grupo HLA.

Durante el sueño NREM, preferentemente durante la fase III, que predomina en la primera mitad de la noche, pueden producirse parasomnias como hablar en sueños o el sonambulismo «quienes lo padecen suelen tener una predisposición genética y frecuentemente hay algún familiar que también habla en sueños o que presentó episodios de sonambulismo. Este último episodio ocurre más a menudo en la infancia o adolescencia y tiende a desaparecer con la maduración cerebral, si bien ante situaciones de estrés o privación de sueño, un adulto genéticamente predispuesto, puede volver a presentar episodios de sonambulismo» puntualiza la doctora Giménez.

La rutina así como algunos hábitos afectan al sueño

«El día a día influye no solo en lo que soñamos, sino en el sueño en sí, en su duración y calidad, cuanto más relajados lleguemos a la hora de dormir, desconectando del trabajo y de las preocupaciones, mejor dormiremos» recomienda la especialista.

Algunos hábitos o fármacos también influyen en la calidad del sueño. Aquellos medicamentos que aumentan la cantidad de sueño REM pueden favorecer la aparición de pesadillas o sueños pesados, como son ciertos antidepresivos, fármacos para tratar la enfermedad de Parkinson, antihipertensivos o algunos antibióticos e hipnóticos como las benzodiacepinas. Por el contrario, algunos fármacos pueden producir pesadillas al dejar de tomarlos, como los antidepresivos y las benzodiacepinas. También el alcohol, aunque no es un fármaco y está muy presente en nuestra sociedad, es causa también de pesadillas.

Trastorno de conducta del sueño REM

El sueño REM se caracteriza porque, además de ser la fase del sueño en la que soñamos mayoritariamente, durante esta fase hay atonía muscular, es decir los músculos están en completa inactividad «podríamos decir que esta atonía muscular es un mecanismo de defensa para que, mientras soñamos, no podamos movernos y de este modo “vivir” lo que soñamos sin hacernos daño o hacérselo a la persona con la que dormimos. El trastorno del sueño REM, que es más frecuente en varones a partir de los 60 años, consiste en la pérdida de esta atonía característica de esta fase del sueño por lo que, mientras la persona está soñando, puede moverse y frecuentemente escenifica los sueños. Estos sueños, que suelen tener un contenido agresivo, como lucha o persecución, pueden provocar que la persona se autolesione o lesione a su pareja. Sabemos que un alto porcentaje de estos pacientes, a largo plazo, tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas» concluye la doctora Giménez.