La motivación del paciente con daño cerebral es una parte fundamental de la intervención de los profesionales sanitarios y será decisiva a la hora de afrontar la recuperación.

Sufrir un daño cerebral adquirido, sea por la causa que sea, es una situación que rompe por completo la vida y los planes de la persona a la que le ocurre. De la noche a la mañana se pasa de tener una vida normal y ser totalmente independiente a estar en una situación de discapacidad en la que te ves postrado en una silla de ruedas, con dificultad para moverte, hablar, comer, vestirte...

Se encuentran multitud de situaciones difíciles, retos continuos y grandes obstáculos para los que se necesita una actitud positiva, ganas de salir adelante, luchar y superarse día a día para conseguir mejores avances en la rehabilitación y poder así restablecer, en la medida de lo posible, la situación anterior al daño cerebral.

Los terapeutas ocupacionales trabajan con el fin de que la persona vuelva a ser lo más independiente posible en las actividades de la vida diaria. Para ello se realiza una valoración exhaustiva de las capacidades y dificultades a nivel físico, cognitivo, sensorial y social que hayan podido quedar a consecuencia de la lesión o enfermedad, y así saber cómo diseñar el tratamiento más adecuado para el paciente. Para que éste sea efectivo hay que tener en cuenta varios aspectos que influirán en su motivación a la hora de afrontar la rehabilitación. Uno de ellos es adaptar cada actividad a la necesidad concreta del paciente en cada momento, ya que una actividad muy sencilla les puede aburrir y una muy complicada les puede frustrar. Otro aspecto a considerar es planificar el tratamiento en base a las prioridades del paciente; la motivación de éste se incrementará si se trabajan las áreas que más le preocupan en relación a su recuperación. Además si se diseñan actividades que sean significativas para la persona, es decir, que estén relacionadas con sus roles anteriores o sus aficiones, su implicación en éstas será mayor.

Asimismo es muy importante explicarle los objetivos concretos a conseguir con cada actividad, para que entienda la funcionalidad de cada una de ellas y se implique de una manera más efectiva en su realización, alcanzando así mejores resultados.

Como profesionales, la actitud ante los pacientes también influirá en su motivación; es imprescindible ser amable, cariñoso, mostrar empatía y tener mucha paciencia. Lo que para otra persona puede resultar muy sencillo, para el paciente puede ser todo un mundo, y hay que apoyarle, darle confianza y reforzarle de manera positiva cuando finalicen una actividad con éxito; de ésta manera verán su esfuerzo recompensado y se animarán a seguir adelante con la rehabilitación.

No hay que olvidar el papel fundamental que juegan las familias en la motivación del paciente. Ellas, de una manera u otra, también sufren las consecuencias del daño cerebral de su familiar. Pero el afrontar la situación y apoyar al paciente es esencial para que éste recupere su autoestima, confíe más en sus capacidades y se involucre en la recuperación. Los profesionales deben contar con el apoyo de los familiares para que la rehabilitación sea lo más efectiva posible. Explicarles los objetivos planteados con el paciente y de qué manera pueden ayudarle a alcanzarlos. Es importante comunicarles los logros obtenidos a lo largo del proceso para que puedan ayudar a mantenerlos y que el tratamiento no sea en vano, ya que de poco serviría que, por ejemplo, el paciente logre, tras mucho esfuerzo, vestirse por sí solo y que después sea el familiar el que lo vista.

La rehabilitación del daño cerebral no es una lucha sólo de la persona que sufre la lesión, sino también de su entorno, su familia y los profesionales involucrados en su recuperación. Todos juntos, día a día, influyen en su motivación y aportan su granito de arena para que vuelva a tener una vida plena, independiente y con calidad de vida.