El 50 por ciento de las mujeres ha experimentado alguna vez ataques de pánico o ansiedad, según ha informado el CEO de los centros Nascia, Pablo Muñoz, quien ha recordado que si estos estados se sufren de forma continuada acaban provocando un "serio" problema para la salud física y emocional.

"Los factores para padecer una crisis de ansiedad o de pánico son múltiples. Hay una parte de predisposición genética, un entorno socio ambiental que lo favorece y un suceso estresante que lo desencadena. Lo que hay que evitar es que se repita y se instale como un patrón en el sujeto, haciendo que su vida quede condicionada", ha explicado.

Y es que, situaciones tan cotidianas como una mudanza, un parto, una enfermedad, problemas laborales, separaciones o divorcios, pueden ser, en algunos casos, los desencadenantes de ataques de pánico o ansiedad. Además, cuando se han repetido varias crisis, el trastorno se instala y se producen ciertas limitaciones en la vida de la persona afectada, la cual tiene que renunciar a realizar determinadas actividades por temor a padecer una crisis.

Actualmente la probabilidad de que una mujer sufra ataques de pánico o ansiedad es un 30 por ciento mayor que hace 20 años debido, según ha explicado el experto, a su incorporación al mercado laboral, las dificultades que existen para conciliar la vida personal y familiar, y por el estrés que provoca la falta de tiempo.

Síntomas de un ataque de pánico

En este sentido, la directora del centro Nascia Pozuelo (Madrid), Raquel San Martín, ha informado de que los síntomas que alertan de una crisis de pánico son palpitaciones, sudoración, tensión muscular, sensación de ahogo, opresión en el pecho, náuseas o miedo extremo. "Estos son algunos de los más comunes pero en ciertos casos incluso se dan sensaciones de vivir situaciones irreales dentro del mismo ataque de pánico", ha apostillado.

Asimismo, y aunque el desencadenante puede ser un suceso traumático o un episodio tenso y de mucho nivel de estrés, en ocasiones estos síntomas pueden manifestarse en momentos de aparente tranquilidad como, por ejemplo, en un paseo, viendo la televisión o conduciendo. En concreto, comienza con las palpitaciones y sigue con la falta de aire al respirar, mareos, una parálisis general producida por el miedo al no comprender lo que está ocurriendo y sensación de que se está en peligro.

Finalmente, y respecto al tratamiento, los expertos han informado de que, como alternativa a la medicación, o combinándola con ella, existen diversas técnicas para el control del estrés y la ansiedad. "Si logramos que, a través de una serie de entrenamientos, la persona sea capaz de focalizar y concentrarse en mantener un ritmo óptimo de respiración, que controle su mente con una serie de ejercicios básicos y que logre relajar su tensión muscular, vamos a conseguir un escenario muy propicio para cortar el ataque de ansiedad antes de que entre en su fase aguda y así eliminar riesgos futuros", ha zanjado San Martín.