La escasez de lluvia y los cambios constantes en el clima, con periodos cálidos y fríos con escasas semanas de diferencia, vaticinan una primavera con niveles bajos de alergia.

La jefa de sección de la Unidad de Gestión Clínica de Alergología del Hospital Regional de Málaga, María José Torres, ha afirmado a Efe que "no se prevé que haya mucho polen a no ser que comience a llover", aunque ha matizado que "no se descarta que pueda haber algún pico aislado". El periodo de alergias comienza con la primavera, cuando suben las temperaturas.

Debido a la climatología de este año, Torres asegura que "es difícil saber cuándo va a empezar el periodo de alergias, porque no se sabe si la primavera se va a retrasar o a adelantar".

La polinización de las gramíneas y de los olivos, las más "importantes" según Torres, no ha comenzado y aunque su periodo de polinización se corte, "pueden volver a polinizar", por lo que predecir los picos de alergia para este curso es "difícil".

Así, el cambio en la temperaturas no afecta de forma directa a la generación de mayores picos de esta enfermedad, sino que producen todo lo contrario: menos polen.

Sin embargo, la alergóloga ha alertado de que el cambio climático sí afecta "en el aumento de los niveles de contaminación" y ha subrayado que "una vía aérea inflamada por la contaminación en viento sufrirá más daño cuando llegue el polen".

Al contrario de lo que muchos ciudadanos piensan, "el polvo no induce a la alergia", sino que la producen "los ácaros del polvo y crecen en el domicilio independiente del nivel de contaminación del exterior", ha apuntado.

En relación con las edades de los que padecen este tipo de afección, Torres ha indicado que las alergias a pólenes y ácaros "aparecen en edades tempranas" y que niños con cinco o seis años "pueden tener una alergia respiratoria".

Ha incidido en que "se desconoce" cuándo desaparece la alergia, ya que hay estudios realizados en personas ancianas que no especifican si la enfermedad desaparece de forma permanente, aunque sí aclaran que el pico de aparición está en la edad joven.

"Lo que sí pueden cambiar son las manifestaciones clínicas", ha precisado Torres y ha explicado que cuando un niño desarrolla una alergia alimentaria, "luego puede desaparecer y sufrir una dermatitis atópica, luego una rinitis y un asma".

Ha recalcado que el daño que produce una alergia no depende de la edad del enfermo, sino del tipo de enfermedad, ya que "puede ser igual de severa en los niños que la edad adulta".

"La vida occidental favorece la aparición de alergias", al contrario de las zonas más rurales, "donde los niños que viven en contacto con animales de granja sufren menos alergias", ha indicado.