Rubios, atigrados o grises, formamos un grupo, casi infinito, de gatitos nacidos en la calle. Sin más techo que la luna, ni más cama que el asfalto, somos, sin duda, «los mejores amigos del hambre». Claro que, si tienes un hueco para nosotros en tu vida, podemos llegar a ser «los mejores amigos del hombre». No lo olvides.