"Anu", un pastor ovejero australiano, sale de la mano de su guía en busca de un ciclista y una senderista perdidos en un bosque. A la vez despega un dron para apoyar desde el cielo la misión: la tecnología, el olfato del perro y la experiencia del hombre combinan sus fuerzas en misiones de rescate.

En Suiza desaparecen cada año entre 3.000 y 5.000 personas, la mayoría senderistas, deportistas accidentados, niños, personas con demencia o con ideas suicidas, explica a Efe Romaine Kuonen, la presidenta de la Asociación Suiza para Perros de Búsqueda y Rescate (REDOG), la única asociación miembro de Cruz Roja que busca a personas desaparecidas en el país.

Los guías y perros al mando de Kuonen partieron el año pasado a 22 misiones y desde otoño de 2016 trabajan con la Federación Suiza de Drones Civiles, con la que ya han colaborado en doce operativos de búsqueda y rescate.

"Vimos que necesitábamos un complemento desde el aire", señaló la presidenta de REDOG.

En cada misión hay un dron disponible que es pilotado por uno de los cinco pilotos con licencia de la Federación, en muchas ocasiones por Dominique Peter, que tiene más de diez años de experiencia desde que manejó su primer aparato no tripulado y que combina su pasión con una buena causa.

El dron que sale hoy en el rescate simulado de las dos personas perdidas en Winterberg -en el cantón de Zúrich- es un Matrice 600 de la empresa DJI, fundada en 2006 por Frank Wang.

Le tomó tres años desarrollar su primer producto, explica en un encuentro con medios internacionales la responsable de Comunicación para Europa, Oriente Medio y África, Annika Karstadt.

La compañía, asegura, cuenta hoy en día con una cuota de mercado del 70 % y ha querido apoyar la colaboración entre REDOG y la Federación Suiza de Drones Civiles.

Kuonen considera que los perros, con unas 250 millones de células olfativas frente a los 5 millones del hombre, generan aún "una de las mejores, si no la mejor, posibilidad de encontrar a personas perdidas o desaparecidas".

Pero los drones "aumentan la seguridad de los equipos, la eficacia de los operativos, reducen el tiempo de la búsqueda y mejoran el flujo de información" sobre los medios que se necesitan para un rescate, indicó.

"Hemos visto que podemos mejorar el resultado y la eficiencia de la búsqueda" de personas desaparecidas", afirmó a Efe el presidente de la Federación Suiza de Drones Civiles, Ueli Sager.

"Podemos buscar en zonas de difícil acceso para los perros, podemos rastrear en poco tiempo áreas amplias y dejar libres para los caninos las áreas a las que no podemos llegar, como por ejemplo en los bosques", explicó.

Otra ventaja que tiene recurrir a los aparatos no tripulados es la reducción de los costes de las operaciones de rescate -que pueden ascender para una búsqueda de 2 a 3 días a hasta 44.000 euros- al no tener que contar con helicópteros de apoyo, explicó Kuonen.

Además, el equipo de REDOG y la Federación Suiza de Drones Civiles participa de forma voluntaria en las búsquedas y rescates, por lo que no hay sueldos y los costes se sufragan con donaciones.

Bajo esta óptica, la búsqueda de personas desaparecidas se efectúa combinando la tradición con la innovación y la tecnología.

En el suelo, la búsqueda con los perros, a los que se les entrena entre tres y cinco años, es aún la habitual.

Junto a Marianne Baggenstos su perro "Anu" rastrea la zona designada con su arnés de color naranja y campanillas.

Si encuentra a la persona desaparecida puede traer a la guía en su boca una especie de cuerda o bastón o ladrar.

La guía sigue siendo imprescindible, porque el perro reacciona a sus instrucciones, pero, como explica Dominique Peter, él como piloto del dron también puede dirigir a la pareja.

Peter ve en su monitor a través de la cámara óptica o térmica del dron lo que avista éste en el suelo o se apoya en lo que le indica la persona a su lado, que lleva puesta gafas especiales y tiene una visión mucho mejor de las imágenes.

Para el piloto profesional, el dron es "el brazo de su cuerpo" y en operaciones de búsqueda lo que hace el aparato "es mejorar las posibilidades de éxito del perro" en el terreno.

Un dron, dependiendo del modelo, puede volar aproximadamente una media hora. Después tiene que cambiar las baterías.

Por ello Peter siempre lleva en su coche un generador y varias baterías.