En los años sesenta, el cantautor brasileño Roberto Carlos publicó su tema Namoradinha de um amigo meu. A las hermanas Tina y Carmela Muñoz Barrull, que vivían entonces en Argentina, les fascinó. La canción comenzaba diciendo: “Estou amando loucamente”, y ellas contaban que lo aflamencaron cantando: “Te estoy amando locamenti”. Al regresar a España grabaron Te estoy amando locamente y la incluyeron en su primer disco, Gipsy rock, publicado en 1974. Fue un auténtico bombazo. Las Grecas fueron pioneras en un género musical que fusionaba flamenco y rock, reventaron las listas de ventas, pusieron a bailar a un país que necesitaba mover las caderas e inspiraron a artistas, desde Paco de Lucía hasta la actual Rosalía. “Pero el principal objetivo de Tina no era ser artista sino ser madre”, dice su primogénita, Saray Muñoz. Y, a su pesar, Tina conoció el éxito pero no vio crecer juntas a sus hijas. Tuvo cinco, tres de ellas dadas en adopción, y falleció por el virus del sida en 1995 sin cumplir su sueño de juntarlas. Pero hay sueños que se hacen realidad más allá de la vida y esta es la historia de uno de ellos.