"¿Quién me mandaría a mí meterme en esto?", comenta entre risas Emily Blunt, actriz londinense de 35 años, refiriéndose al trabajo que presenta estos días, una historia de terror llamada con cierta ironía Un lugar tranquilo, que se estrenó el 20 de abril. Lo dice pensando en esas vacaciones a las que tuvo que renunciar -"el rodaje de la secuela de Mary Poppins ha resultado inesperadamente agotador"- porque se le cruzó un proyecto en el que además se enredaron las cosas del querer, que diría la copla.