Brasil, Uruguay y Argentina. Estos tres destinos han sido los que han ocupado el tiempo de este arranque de mi primer gran viaje. De las playas de Río de Janeiro al frío del fin del mundo, de la samba al candombe, de la feijoada a las empanadas, del asaí al mate. Miles de kilómetros separan el lugar en el que aterricé del sitio en el que me encuentro ahora. Y han pasado muchas cosas por el camino.

Cuando pedí que me mandarais las preguntas sobre esta aventura que os gustaría que respondiese, recibí muchas dudas. Algunas de gente que siente curiosidad por mi andanza y otras de quienes están al borde del precipicio del que, como uno real, es difícil salir si se cae: viajar sin fecha de vuelta.

Entre este último grupo, hay una pregunta repetida que me ha llamado mucho la atención: "Pablo, ¿cómo haces amigos?". Imagino que esta duda nace por no haberse lanzado todavía a algo así o por haberlo hecho pero con amigos, nunca solos. Y me parece normal, pero es tan fácil de responder...

Lanzándote en solitario es como más gente vas a conocer. No existe la comodidad de hablar con tu compañero de siempre. Y como somos seres a los que nos gusta relacionarnos, nos obligamos a hacerlo, seas más o menos tímido, ¡da igual! Te vas a sumar a ese plan que te parecería poco atractivo y va a resultar perfecto, vas a hablar con esa persona que te parecería aburrida y va a tener algo que aportarte, vas a dormir en casa de ese extraño al que le encontrarías una alternativa y te va a chivar los mejores rincones de su ciudad.