Antonio Machado, en su poema "Caminante no hay camino", lo dijo bien claro. Es un ejemplo de vida que deberíamos seguir a pies juntillas en los tiempos que corren. "Caminante, no hay camino: se hace camino al andar/Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar". Frivolizando después de este arranque literario/poético, me viene a la memoria una estrofa de la copla de Perlita de Huelva que nos aconseja "precaución, amigo conductor, la senda es peligrosa precaución, amigo conductor, tu enemigo es la velocidad", lo que viene a recordarnos que "no por mucho correr se llega antes" o "no por mucho madrugar amanece más temprano".

Estamos en plena desescalada, pero "no por ello podemos hacer lo que nos dé la gana", porque, entre otras cosas, el bicho sigue suelto, ni duerme ni descansa. Las medidas/normas que se contemplan en el estado de alarma se han relajado, tenemos más movilidad, podemos hacer cosas que, hasta ahora, no estaban permitidas, pero no estamos libres/exentos de contagios si no actuemos con cordura.

Ahora depende de lo responsables que seamos -tanto en el comportamiento personal como en el colectivo- para no volver a las andadas, porque esto no ha acabado, todo lo contrario. Como mucho, estamos en "stand by". Es como si nos hubieran dao una tregua o un alto el fuego -pacto de no agresión puntual- por parte del bicho, que parece estar controlado, pero no vencido. ¿Será como la fábula del escorpión y la rana? Y así debemos planteárnoslo, porque dicen los que saben de esto -si es que alguien sabe- que puede producirse un rebrote, a lo más tardar, en otoño. Lo importante es que nuestros hospitales, en general, y nuestros sanitarios, en particular, no han bajado la guardia, puesto que saben que un repunte/rebrote sería demoledor.

No soy quien -ni lo pretendo, Dios me libre- para "daros el sermón de la montaña", en plan mesiánico, para tratar de convencer a quien quiera escucharme/leerme que debe "portarse bien" -sin que por ello tenga que hacer vida monacal, casi de clausura-, pero creo que "es mejor prevenir que curar". No es cuestión de que vivamos acojonados -ya lo dice mi amigo y ex compi en RNE-Elche Pedro Martínez Boró, "si me tengo que morir me muero, pero no me acojones"-, aunque sí es momento de hacer un llamamiento a la cordura y hacer bueno aquello de que "mi libertad termina donde empieza la tuya", por lo que, aunque ya podamos ir a las playas a pegarnos un capuzón o juntarnos con los amiguetes para comernos un arrocico en una casa de campo, "deben respetarse las normas de seguridad para evitar males mayores". ¡Vamos, digo yo, a no ser que nuestros desgobernantes digan otra cosa!.

Tiempo habrá para que cada uno haga sus juicios por la gestión del bicho a nivel local, provincial, autonómico y nacional (lo de China, Italia, Francia, Reino Unido, EE.UU. o Brasil lo dejaremos para otros). Descerebrados hay en todas partes y no por mucho sacar pecho se es más machote, ni siquiera poniendo sobre la mesa los atributos masculinos para demostrar que no pasa nada, aunque, como aseguraba José María Aznar, cuando se refería a sus conversaciones con Jordi Pujol, en lo referente al uso del catalán, "en la intimidad se haga/diga otra cosa". ¿Os imagináis al "cagueta" de Trump -el que se encierra en el "bunker de la Casa Blanca" después de incendiar las calles de Washington con sus bravuconadas- comprando palés de mascarillas/geles/guantes para él y los suyos, que no son pocos, mientras que en público "se envalentona como un pavo real" o a Bolsonaro -presidente brasileño-, "a quien le gusta más un baño de masas que a los pavos la caca" y corre el peligro de que el bicho se le suba a la chepa o se le ponga por montera?

Nuestros desgobernantes, en ese sentido, parecen estar más concienciados. Bueno, todos no, porque "el pendenciero vicepresidente segundo" -de cuyo nombre no quiero acordarme, que diría Cervantes refiriéndose al lugar de la Mancha donde vivía el Caballero de la Triste Figura- es un "macho alfa" que "sortea, cual escapista, todos los obstáculos", o la "dama, dama/de alta cuna de baja cama/señora de su señor, amante de un vividor" (Cecilia), que es la ministra de Igualdad, Irene Montero, que "hace lo que le viene en gana", como dice la copla. Pues bueno, lo dicho, que debemos hacer lo posible para evitar "la senda que nunca se ha de volver a pisar". ¡Chao, pescao y buen verano!.