«Abrir las terrazas con limitaciones de aforo es un suicidio», resume tajante Joaquín Guillamó, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Torrevieja y Comarca (AEHTC). «Excepto para los que tienen grandes terrazas en fachadas marítimas para el resto no es rentable abrir, y lo peor es que han dicho cuándo podemos abrir pero no el cómo, aún estamos a la espera de que se publiquen en el BOE las condiciones», se queja Guillamó. El Gobierno anunció el martes la desescalada por fases en la que en la fase 0, a partir del lunes 4 de mayo, los locales de hostelería podrán abrir pero solo para servir comida para llevar al domicilio. En la fase 1, desde el lunes 11 de mayo, pueden abrir sus terrazas, con la limitación del 30% del aforo y con una zona reservada para los mayores. A partir del 25 de mayo, en la fase 2, se podrá acceder al interior de los locales y bares con limitación de un tercio de su capacidad y no será hasta el 8 de junio, ya en la fase 4, cuando la asistencia se extienda al 50%.
Claudio regenta un restaurante en Orihuela Costa. Este argentino, que lleva siete años en nuestro país, tiene una terraza grande en su local, para 120 personas, pero con las limitaciones con las que abrir el próximo 11 de mayo solo podría dejar entrar a 35 (el 30% del aforo), aunque con la distancia de dos metros de seguridad que hay que dejar entre clientes son bastantes menos los que ocuparían las mesas. Claudio lo tiene claro. «No es rentable abrir en estas circunstancias».
Como Claudio, el 80% de los restaurantes y bares de la provincia tienen serias dudas para reabrir en la primera fase del confinamiento donde solo podrán servir en las terrazas, con una limitación del 30% del aforo. Con estas condiciones es inviable para muchos hosteleros levantar de nuevo la persiana, ya que muchos cuentan con solo cuatro, cinco o seis mesas en sus terrazas que con las limitaciones impuestas por el Gobierno por el Covid-19 se quedarían en que solo podrían instalar dos.
Esas limitaciones hacen que no les salgan las cuentas a la mayoría de hosteleros que tienen que pagar impuestos, el alquiler del local y los recibos de agua, luz o gas. Así que muchos optarán por no abrir hasta una fase más avanzada. Las dos asociaciones empresariales de Orihuela Costa, Orihuela Costa Avanza y The Strip Business Association, señalan que las fases 1 y 2 del plan de desescalada propuesto «no es práctico», ya que la mayoría de las terrazas de los bares y restaurantes son muy pequeñas. «El plan como se plantea destruirá el 90% de las empresas relacionadas con el turismo en Orihuela Costa, por lo que instamos al gobierno a pasar directamente a la fase 3 el día 11 o el 18 de mayo», indica Raymond Kearney, presidente de OC Avanza. «No es viable abrir un local en el que solo van a poder estar ocho personas en la terraza y tampoco lo es con la limitación del 30% en el interior en la siguiente fase y, además, con ese aforo solo necesitarían un camarero y alguien en cocina, y no el resto de empleados que tenían y que están en un ERTE», explica Kearney para quien «mejor esperar a la fase 3».
Seguro
Claudio fue previsor y cerró su restaurante unos días antes de que se declarara el estado de alarma. «Vi que no era seguro abrir, que ese fin de semana iba a ser un foco de infección, y cerrar antes me provocó problemas porque a mis seis empleados les pusieron trabas para acogerse al ERTE», explica. «Estoy consumiendo los ahorros, mi cuenta está en números rojos y, encima, el jueves me cobraron la cuota de autónomo que no tenían que haber cobrado y las ayudas no han llegado, pero abrir ahora no es rentable con esas condiciones, perderíamos el dinero que no tenemos y, encima, ¿quién va a querer sentarse ahora en una terraza tranquilamente con su familia? Hay mucho miedo aún».
Los hosteleros también piden al Gobierno que concrete si habrá limitación de tiempo para permanecer en los locales como han establecido en otros países (media hora para desayuno y hora y media para comer). La rotación, con la limitación de aforo, es un aspecto importante. «Hay quien se pedía un café y no se iba hasta que terminaba de leer las esquelas del periódico, sin consumir nada más», señala Guillamó, quien se queja de la improvisación del Gobierno. «Para hacer una desescalada hay que tenerla bien instrumentada y no sabemos si tendremos que invertir en elementos de protección o no porque no vamos a gastar en algo que después no nos sirva», lamenta.
Kearney pide al Gobierno que apoye financieramente a las empresas y sus trabajadores para que puedan reabrir de manera viable. «Es increíble que se haya perdido el turismo de España en solo ocho semanas, quién lo iba a decir, pero es la realidad, se ha destruido», zanja.
