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Fruta y verdura del campo a la mesa

Agricultores y mercaderes venden a domicilio el género que cultivan y que compran tras la suspensión de la venta ambulante

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Agricultores y mercaderes venden a domicilio el género que cultivan y que compran tras la suspensión de la venta ambulante

Mas de 300 familias de Cox se han visto de la noche a la mañana sin ninguna fuente de ingresos y sin la posibilidad de seguir con sus puestos de trabajo debido al cierre de los mercadillos. En este municipio de la Vega Baja su economía depende en su mayoría de los almacenes de frutas y verduras que sirven a mercaderes de todos los puntos del país. En el propio municipio son 300 los que se dedican a la venta ambulante. No entienden la decisión del Gobierno de no permitir los puestos de alimentación y de productos esenciales y sí los supermercados. El alcalde de la localidad, Antonio Bernabéu, alerta de que la situación en Cox «es crítica», sobre todo para las familias que viven al día, «ya que su modo de abastecimiento y sustento lo solventan con la venta ambulante». «Se les imposibilita vender un producto de primera necesidad, que sí está en otros comercios, y más de 300 familias quedan desamparadas y sin recursos», lamenta.

Como en Cox, muchas familias de la Vega Baja llevan varias generaciones en la venta ambulante y son muy conocidos en los mercadillos de las provincias de Alicante y Murcia. Los vendedores ambulantes se han quedado sin su sustento y pasar más de 40 días sin trabajar, y sin que entren recursos en sus casas, pocos lo pueden soportar. Así que a muchos pequeños agricultores de la Vega Baja, que vendían su género en los mercadillos, no les ha quedado más remedio que buscar soluciones ingeniosas para poder subsistir. La venta directa a domicilio de sus frutas y verduras ha sido la solución que han encontrado. «El jueves de la semana en la que se decretó el estado de alarma ya nos dijeron que se suspendían los mercadillos a los que acudíamos, como los de Orihuela y Alicante, y de golpe y porrazo nos vimos con un montón de género al que no podíamos dar salida y, por ello, mi hermano y yo pensamos que algo teníamos que hacer, porque nos dejaron sin ingresos», explica José Francisco Pérez, mercader de Orihuela.

Su hermano Antonio y él decidieron entonces vender ese género que se habían quedado entre familiares, amigos y vecinos de la pedanía de Desamparados donde viven. Lo hicieron a través de los grupos de whatsapp que compartían. La idea fue tan exitosa que pronto se corrió la voz «y en unos días empezamos a recibir mensajes de personas que no conocíamos y de clientes de los mercadillos preguntándonos si servíamos a domicilio, y entonces decidimos hacerlo».

Sabían que era reinventarse o morir, al quedarse sin el único sustento que entra en las dos familias. Así que de la noche a la mañana se vieron obligados a cambiar su forma de vender, de hacerlo en los mercadillos a servir a sus clientes directamente en sus casas. «Preguntamos si podíamos hacerlo y en la Comunidad Valenciana se permite, siempre que pagáramos la tasa de venta a domicilio y así lo solicitamos». Ahora reciben entre 30 y 40 pedidos diarios. «No tenemos un pedido mínimo, algunas clientas mayores, que viven solas, nos piden productos por 10 euros y otros lo hacen por 50, aunque la mayoría ronda los 35 euros, pero los servimos igual a todos, sin coste alguno», explica José Francisco, quien prefiere que le llamemos Paco «que es como me conoce todo el mundo».

A las 6 de la mañana, Paco acude a la huerta que tiene en Desamparados para recolectar los productos que estos hermanos cultivan, como patatas, alcachofas, brócoli, espinacas, naranjas o mandarinas, entre muchos otros. Su hermano Antonio acude a la lonja de Orihuela y a los almacenes de Cox donde compran la fruta y verdura que no cultivan. También la adquieren de Murcia y Almería. A las cuatro de la tarde preparan en su almacén todos los pedidos que reciben a través del número de whatsapp que han compartido en las redes sociales. Cada lunes actualizan los productos disponibles y los precios (el género de su huerta se mantiene estable siempre) y lo escriben en una pizarra a la que hacen una foto para enviarla a los clientes. «Nos llegan pedidos a todas horas y por la noche los paso a un cuaderno para prepararlos al día siguiente», cuenta Paco.

Reparto

A las cinco de la tarde inician el reparto en su furgón «aunque yo voy en moto porque la Policía no nos deja ir a los dos juntos». Hacen siempre la misma ruta: Orihuela y algunas de sus pedanías, Benferri, Redován, Rafal, Cox, Granja, Jacarilla y Bigastro, entre otras, «aunque a la costa no llegamos por estar más lejos, pero nos llaman mucho de allí, sobre todo rusos», dice Paco. «Gracias a esto amortiguamos gastos y algo nos queda para comer, de otra manera estaríamos muy apurados». Una vuelta de tuerca a su actividad ambulante que anuncian que mantendrán cuando ya puedan ir a los mercadillos «aunque sea ir a las casas una vez a la semana».

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