Todos en Orihuela sabían que el Jueves Santo iba a ser especial. Y vaya si lo fue. Al filo de la medianoche, el Cristo de la Hermandad del Silencio no salió desde Santiago El Mayor como manda la costumbre medieval de la fe y de la Pasión. Pero los vecinos de la calle Meca, a escasos metros de la parroquia del centro histórico, alfombraron de fanales las aceras, y recrearon con una proyección de la impresionante fachada del templo y una maqueta suspendida en el aire entre balcones una de las escenas más reconocibles de la Semana Santa de Orihuela.

Tocaba la del Silencio. Y vaya si lo hubo. Cerrado todo en oscuridad, el grave viento-metal de "las gemelas", eterno aviso de la tragedia, y el grave Canto de la Pasión acompañaron esta escenificación-procesión que llevaron a cabo los vecinos con toda el alma y una réplica de la imagen de José Puchol (1795). La iniciativa responde al impulso del vecino de este barrio, Luis Serna, que no ha cejado en su empeño de que esta Semana Santa, sea obligatoriamente distinta en tiempos de nuevas pandemias, pero no se diluya en el confinamiento doméstico de una Orihuela que tiene en el gran drama litúrgico de la Pasión y Muerte de Cristo una de sus principales señas de identidad.