No suenan las marchas procesionales en pasacalles de las bandas en la vuelta a los puentes al caer la tarde. No hay recepciones de las cofradías y hermandades a los suyos. Los caramelos ni llegaron a llenar las bolsas de los capirotes. Pero el azahar de naranjos y limoneros, como el tópico, sí está en el aire. Igual que las pequeñas maquetas que los vecinos de la calle Meca van a pasear entre balcón y balcón para rememorar su Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional y que en Orihuela, se siente entre la secular celebración religiosa y un tiempo festivo muy especial.

Aunque de "inspiración" de barrio humilde sevillano -lo hemos visto en las redes sociales durante el confinamiento- en la calle Meca saben que la religiosidad popular puede estar en todos los rincones. Han realizado estas figuras de arcilla de Cristo y la Virgen para que se encuentren en el aire y que algunos han aprovechado para estrenar vestas del Lavatorio o sus trajes de "armaos". Al menos por un rato en este 2020. El primero de muchos -seguro que alguna ausencia extraordinaria como la actual hay documentada en la historia de Orihuela- sin que las procesiones recorran el casco histórico.

Con una inmejorable vista de la torre de Santa Justa, el Palacio del Marqués de Arneva, sede del Ayuntamiento y la Sierra oriolana al fondo las maquetas evolucionarán en los próximos días recreando el baile a Nuestro Padre Jesús, patrón de Orihuela o la procesión del Silencio con el Canto de la Pasión de banda sonora.

"Este barrio siempre hemos querido recordar la Semana Santa. Lo hacíamos cuando éramos pequeños con miniprocesiones", explica Luis Serna, promotor de la iniciativa y que ahora tiene 31 años. Nos les pilla de nuevas. Por eso se pusieron manos a la obra en cuento se confirmó que no habría tronos, imágenes, gemelas, portaguiones saliendo de la Merced. Y con la colaboración de muchos vecinos han podido sacar la procesión a la calle. O mejor dicho, a los balcones.