Un saxofonista callejero interpretaba "Happy" de Pharrel Williams junto al mar y las terrazas del paseo marítimo, no llenas, sí presentaban un aspecto de lo más animado. Constante trasiego de camareros y paseantes. La céntrica y popular playa del Cura estaba muy concurrida también. Pensionistas jugando a las cartas -con toda la parafernalia playera-, turistas dándose un baño de sol y alguno en el mar. Una pareja de guardias civiles patrullaba en moto y controlaba la venta ambulante de senegaleses en la fachada marítima. Un día normal de marzo, mejor de lo habitual, con temperaturas superiores a los veinte grados (y algo del levante que puede anticipar, por si no estamos entretenidos ya, una nueva DANA).

Una escena en la que nada pudiera hacer prever que horas después que la Generalitat iba a decretar el cierre de todos los establecimientos de hostelería para la Comunidad Valenciana. Y que el propio Ayuntamiento ordenara el cierre de las playas, algo que también ha anunciado Pilar de la Horadada y Orihuela.

Esta estampa ocurría el viernes a mediodía en Torrevieja mientras a poco más de 30 kilómetros los ayuntamientos de San Pedro y San Javier (Región de Murcia) anunciaban por megafonía el confinamiento de las personas que hubieran llegado de zonas de riesgo de la epidemia de Madrid y el País Vasco. Mensajes por megafonía que llegaron a Torrevieja de la mano de la Policía Local en un tono más diplomático para los recién llegados. La presencia de población de esas comunidades autónomas, llegada en los últimos días a Torrevieja y a otras poblaciones de la Vega Baja es evidente.

El alcalde de Guardamar, José Luis Sáez, apelaba a la responsabilidad de quienes llegaban de esas zonas para mantenerse en sus viviendas y "no hacer vida normal, como si estuvieran de vacaciones" porque los datos de consumo de agua indican que al municipio, de unos 14.000 vecinos censados y sin casos positivos de coronavirus, han llegado en las últimas horas entre 3.000 y 4.000 personas.

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Imágenes de Torrevieja de este viernes 13 de marzo con terrazas y paseos llenos

Gregorio, Merche, Pastora... son navarros. Pensionistas. Viven tiempo en Torrevieja y estaban disfrutando de su tiempo de ocio en la playa del Cura, una de las más frecuentadas de España. "Hay espacio suficiente de seguridad entre todos ahora", decía Gregorio sobre la oportunidad de disfrutar del sol y playa durante estas jornadas de crisis excepcional. "Lo del coronavirus es muy preocupante", coinciden todos.

Otros grupos de mayores, en bañador, juegan a las cartas, -al cinquillo o el continental- mientras en el paseo las terrazas comienzan a acomodar al primer turno de comidas, sobre las 13.00 horas, el más apreciado dicho sea de paso, porque tiene como protagonistas a los residentes extranjeros: británicos, alemanes, belgas, escandinavos, rusos... Total normalidad. Algo menos de público quizá. Pero tranquilidad absoluta.

Los residentes extranjeros, en especial británicos, alemanes y belgas, la mayor parte con residencia en la comarca, se encuentran en la tesitura de decidir si se quedan en sus lugares de residencia temporal en España o vuelven a sus países para evitar en lo posible la crisis sanitaria. No es fácil porque la epidemia avanza también en el resto de Europa. Pero siempre es mejor decidir qué hacer bajo el mejor sol del Mediterráneo y una cerveza fría con vistas al mar.

Muchas familias de Torrevieja, con los centros educativos cerrados, han restringido ya sus salidas a lo imprescindible, mientras muchos turistas residenciales disfrutaban el viernes con los bares y restaurantes de anticipo de la primavera.