n La primera sesión del juicio contra la pareja acusada de tirar al contenedor a su bebé recién nacido en Pilar de la Horadada se desarrolló ayer con un cambio sustancial en la acusación del Ministerio Fiscal, que hasta el momento pedía 20 años de prisión para el matrimonio. Un dato no revelado hasta ahora, ni siquiera durante la instrucción, dio un vuelco al caso: la mujer confesó que cometió el crimen al pensar que el niño que traía al mundo no era de su marido, con quien tenía otras dos hijas de 8 y 12 años. Tras alcanzar un principio de acuerdo de conformidad -aunque el jurado popular tendrá la última palabra-, la Fiscalía modificó su acusación para rebajar la pena a la mujer hasta los 14 años, al aplicar un atenuante de dilaciones indebidas y otro de obcecación, al considerar que cometió el crimen en un momento de «aturdimiento» tras el parto.

El otro acusado, el padre del bebé, es quien mejor parado salió de este cambio en la acusación, pues, aunque inicialmente se pedía para él la misma pena que para la madre del niño, ayer se rebajó hasta los tres años y nueve meses, por tres motivos. El primero, es ese atenuante de dilaciones indebida; el segundo, y principal razón de la rebaja, que pasó a considerarse cómplice, y no autor directo o cooperador necesario; y tercero, al retirar el agravante de parentesco porque, pese a que las pruebas de ADN confirmaron que el bebé era su hijo, él pensó que era de otro hombre cuado se cometió el crimen, y tan solo habría participado deshaciéndose del cuerpo del niño al que tiraron a un contenedor de basura a 32 metros de la casa en la que vivían con otros dos hombres, según confesó él mismo ante el tribunal ayer, y recoge la Fiscalía en su nuevo escrito.

La acusada relató, con ayuda de una intérprete -ambos son de origen rumano- que ocultó su embarazo porque no sabía quién era el padre del bebé, y aunque su marido sospechó al verla engordar, se lo negó. Llegado el parto «le dije que estaba embarazada, y me dijo que ya sabía lo que tenía que hacer». El hombre declaró que no creyó «que el niño fuera mío, me desentendí», dijo ante el tribunal. Así, según el testimonio de la mujer «di a luz en una habitación sola. Mis dos hijas estaban abajo, con mi marido y los otros dos hombres. Le corté el cordón, no hacía nada, pensé que estaba muerto, no se escuchaba nada», añadió. «¿No hizo nada por reanimarlo?, preguntó entonces la fiscal. «No, lo envolví en una manta y no sé qué me pasó (por la cabeza) y lo tiré».

La mujer aseguró que lo hizo sola, que no fue al hospital durante el parto ni antes porque «no tenía papeles, y que su marido no le ayudó a sacar la bolsa de basura con el bebé, la placenta y varias toallas al contenedor más cercano a su casa. Sin embargo, el acusado sí dijo que la había ayudado, aceptando que fue cómplice del asesinato. Hasta ahora ambos habían negado los hechos, y las defensas pedían que, en todo caso, se les atribuyera un delito de homicidio por imprudencia.

Sin embargo, fruto del acuerdo alcanzado con la Fiscalía ambos acabaron por reconocerlo todo durante la sesión de ayer. «En este juicio vamos a tratar de acreditar que la acusada estaba embarazada, dio a luz, tuvo a un hijo vivo, lo mató y después lo metió en una bolsa de basura», explicó la fiscal al jurado popular.

El pequeño falleció por la falta de oxígeno provocada por «llevar el cordón umbilical enrollado en el cuello y estar metido en una bolsa de basura», señaló el Ministerio Público. Y también por la «falta de alimentación» y las condiciones en las que fue arrojado al contenedor, «con otros enseres».

El juicio estaba previsto que se prolongara hasta el viernes, pero ambas partes renunciaron a testigos una vez admitieron los hechos, por lo que hoy declararán los peritos y guardias civiles encargados de la investigación, en una sesión de mañana y tarde, y el jueves será la deliberación.