Un equipo de investigadores de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO) ha puesto nombre y apellido al problema ambiental, económico y social de la acumulación de residuos flotantes en el río Segura a su paso por la Vega Baja. El cauce del río y el complejo y secular sistema de riego tradicional al que alimenta acumula 6.143 metros cúbicos anuales de sólidos flotantes. Residuos formados, en su mayor parte, por materia vegetal (cañas, frutas y verduras) y plásticos (botellas y envases) de origen agrícola y urbano.

Es la estimación «a la baja» que recoge un estudio elaborado a lo largo del año 2019 por expertos de la EPSO de la Universidad Miguel Hernández (UMH) a petición de la dirección general del Agua de la Conselleria de Transición Ecológica de la Generalitat. El 19 %, 1.160 metros cúbicos, proceden de la Región de Murcia y 4.983 metros cúbicos se generan en el sistema de riego y el propio río en la Vega Baja. Una conclusión que matiza, y mucho, la responsabilidad de la Vega Media murciana en la presencia de estos residuos flotantes.

La Generalitat pidió a los expertos cuantificar y caracterizar los flotantes que se acumulan a lo largo del Segura y de su red de acequias y azarbes en la Vega Baja, y estimar «cualitativa y cuantitativamente» los flotantes vertidos anualmente. Una petición impulsada por la creciente sensibilización ante el problema de la contaminación por plásticos en el mar y la preocupación por la creciente contaminación por residuos flotantes que se genera en el río.

Sobre todo en su tramo final en Guardamar, donde se encuentra la principal pantalla de retención. Pero también en los azudes del río que permiten derivar las aguas vivas a las acequias; en las rejas ubicadas por la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) a lo largo del cauce para evitar que se obturen las boqueras del río con esos residuos -Orihuela, Almoradí y Formentera del Segura-. Y también en el sistema de riego tradicional, de acequias y azarbes, que se extiende sobre 23.000 hectáreas de cultivo.

Solo el 30% agrícolas

El grupo de trabajo, coordinado por la profesora Carmen Rocamora, advierte que los 6.143 metros cúbicos son «una estimación a la baja puesto que no ha sido posible tomar medidas en algunos puntos del río como la cadena de Formentera, donde se observaron grandes acumulaciones». Para la investigación se han utilizado vuelos de drones entre otras técnicas para valorar la superficie ocupada por los residuos y su volumen.

Como los muestreos llevados a cabo en la acequia de Callosa, el azarbe de Cebadas y la acequia Vieja de Almoradí donde se retiraron miles de kilos de materiales: cañas, ramas, frutas y verduras, animales muertos, botellas de agua y refrescos, bidones de agua, latas de refrescos, botellas de aceite, vasos y platos, bolsas vacías, bolsas de basura llenas, envases de productos de higiene personal y de productos de limpieza, tetrabricks, latas de conserva, aerosoles, envases de aceite de motor y productos automóvil, goma, madera manufacturada, calzado, balones y pelotas, juguetes, papel, botellas vidrio de agua, cerveza, vino y licor, tarros de alimentos y cosméticos, botellas y bidones (de 5 y de 25 litros) de fitosanitarios, sacos y cajas de abono, y un residuo muy presente y dañino por su fragmentación: bandejas de semilleros. En estos muestreos solo un 30% del total de los residuos puede atribuirse a la actividad agrícola. el resto tienen origen urbano o industrial.

Trabajo de campo

Además de este trabajo de campo, se llevaron a cabo encuentros y encuestas con los agentes implicados en el conservación del río y la red de riego tradicional. Sindicatos (La Unió), asociaciones ecologistas, empresas del sector agrícola y de gestión de residuos, y en especial, las comunidades de regantes, juzgados de Aguas, ayuntamientos con término en la huerta tradicional -Orihuela, Rojales y Formentera son responsables de la limpieza de sus cauces urbanos- y la CHS, además de técnicos de la Generalitat coincidieron en que las infraestructuras de retención existentes «son adecuadas, pero su falta de mantenimiento es el principal problema a la hora de que sean eficaces». El estudio concluye que las medidas de prevención encaminadas a evitar que los vertidos lleguen a los cauces «deberían incluir actuaciones de concienciación ciudadana dirigidas a distintos colectivos; la instalación de contenedores de recogida de residuos en azarbes y acequias -algo en lo que ya trabaja el Ayuntamiento de Orihuela- con su vaciado periódico y la mejora de la señalización con la colocación de carteles que informen de la importancia de mantener limpio el río, de la situación de puntos de recogida y de la prohibición de arrojar vertidos con la consiguiente sanción».

Sanciones

También la aplicación de sanciones contempladas en la Ley de Aguas y la coordinación entre las Administraciones implicadas en el estado y la limpieza del río. La CHS lleva años sin contar con contrato de mantenimiento para retirar esos residuos. Desde 2012 solo lo realizaba de forma extraordinaria. La DANA de septiembre dañó y arrastró parte de estos dispositivos, rebasados por las aguas. Toneladas de contaminantes llegaron al mar. Después de esa inundación catastrófica la CHS va a contar un presupuesto excepcional, que tiene que permitir mantener limpio el Segura de plásticos.