Cuando Ramón y Fulgencio, dos profesores de Orihuela, diseñaron y fabricaron una prótesis con una impresora 3D a Conchi, una niña de Redován que nació sin parte del brazo izquierdo, nunca imaginaron que su «invento», hecho con más amor que medios materiales, acabaría expuesto en un museo de China como ejemplo de un artilugio nacido en el seno de la Formación Profesional (FP), que ha servido para mejorar la vida a una persona. La articulación que Conchi, ahora con 12 años, ya no usa al haber estrenado otra más sofisticada con la que puede hacer movimientos con la muñeca -realizada también por ambos docentes con una impresora 3D- se expondrá en el futuro museo WorldSkills de Shangai, que se inaugurará en septiembre de 2021 coincidiendo con la celebración en la ciudad china de la competición «WorldSkills», un mundial de habilidades de FP que, cada dos años, acoge un país diferente.

Nuria Portland, coordinadora del «WorldSkill Museum» de Shangái no dudó en elegir la prótesis fabricada por Fulgencio Bermejo, del IES El Palmeral y Ramón Cayuelas, del Colegio Diocesano San José Obrero, como una de las piezas que no podía faltar en ese museo de habilidades (skill en inglés) «porque en el brazo de Conchi participan distintas habilidades de Formación Profesional, del aprendizaje de los oficios, y es un claro ejemplo de cómo un artilugio realizado en un instituto puede ayudar al desarrollo de las condiciones de vida de una persona, en este caso de una niña», explicó ayer en Orihuela, donde acudió para firmar el convenio de donación del brazo articulado. «La Comisaria de la exposición entendió enseguida que el brazo tenía que formar parte del museo porque es muy adecuado para contar esa parte de la historia que quiere para la muestra», indicó, orgullosa, Nuria quien añadió que «es, a la vez, la prueba de que el trabajo colectivo da sus frutos». En este caso, la unión de conocimientos y habilidades de Bermejo, ingeniero industrial, y de Cayuelas, experto en diseño de muebles y carpintería de madera.

Escasos recursos

Ambos van más allá de su labor como docentes, utilizando su tiempo libre y los escasos recursos que tienen en sus centros educativos para ayudar a los demás «sin dinero, ni medios, ni materiales, ni maquinaria», lamenta Fulgencio Bermejo quien resume que «hacemos, prácticamente, un milagro de la nada». La cara de felicidad de Conchi cuando agarró por primera vez un objeto con su brazo articulado es solo comparable al día que pudo montar en bicicleta y en patinete gracias a la nueva prótesis 3D que ambos profesores le han hecho y con la que ya puede girar la muñeca.

Ayer acudió junto a sus padres a la donación de su antigua extremidad en 3D al museo chino. Allí, Ramón y Fulgencio anunciaron que ya trabajan en una tercera prótesis para Conchi, esta vez más pequeña «con la que vamos a conseguir que sea del mismo tamaño que su mano real». Son un ejemplo para el mundo, y así lo reconocen hasta en China.