Adrián Juárez regenta un supermercado británico en Rojales y revisa con preocupación los números. A sus clientes les ha dado por ahorrar ante un futuro incierto y ya no entran a buscar el pudding con impuestos de su país, se conforman con la marca blanca del hipermercado valenciano. El Brexit se ha colado en las despensas y amenaza con dejar sin plato principal ni postre.

«Wait and see» (esperemos a ver qué ocurre) es una de las frases que más se escuchan en las tiendas especializadas en productos para la numerosa colonia británica de la Vega Baja y de toda la Costa Blanca cuando se pregunta por el Brexit. Los propietarios de estos establecimientos que ofrecen productos y servicios temen que el posible regreso de una parte de ellos a su país o una depreciación de sus pensiones, a causa por ejemplo del cambio euro-libra, les repercuta de una u otra forma a ellos.

Estilo «british»

Uno de estos locales es el supermercado Smartshop, situado en una urbanización de Rojales. En este comercio cinco de sus siete empleados son británicos, toda la cartelería está en inglés y los productos son de marcas y envasados al estilo «british». Su gerente, Adrián Juárez, ha notado que las ventas han bajado en los últimos meses, aunque cree que no porque los británicos hayan vuelto a su país sino porque gastan algo menos para ahorrar ante el «miedo» a que el Brexit les afecte en el bolsillo.

La mayor parte de sus clientes son parejas de jubilados que buscan para su día a día marcas específicas inglesas, que tienen un precio algo superior a las de las tiendas españolas, y también quesos, pasteles de carne («pie») y productos de charcutería con su corte y presentación habitual, como si estuvieran en el Reino Unido; productos que han consumido toda la vida.

«Wait and see», insiste la cajera de otro supermercado británico, el Wilkings, ubicado en la localidad de Benifójar. Desde su mostrador confirma que todos sus clientes están expectantes ante el Brexit y que algunos, por un motivo u otro, temen que la situación que venga derivada de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea les fuerce a volver a casa.

Y lo mismo cuentan en la peluquería «The Strands», en la urbanización La Marina-Oasis de la población de San Fulgencio, el pueblo de España con más porcentaje de británicos entre sus moradores. Su propietaria, Michelle Sellers, afirma que alrededor de treinta de sus clientes han regresado al Reino Unido. «Se escucha que con el Brexit tendrán que empezar a pagar por la Sanidad y que no se cobrarán las pensiones, pero en realidad nadie tiene información correcta ni sabe qué pasará», lamenta.

«Se resignan»

La causa de la situación actual, afirma, es que «la gente asume lo que oye en el bar y lo que lee en los titulares sin ir más allá», y se resignan al tan repetido en las últimas fechas «wait and see».

Evelyn, una de sus clientas inglesas, de unos 70 años de edad, se siente muy defraudada con los políticos de su país y, después de superar un cáncer, teme perder la subvención pública de los medicamentos que está obligada a tomar. En Reino Unido ya no tiene familia ni hogar, por lo que también le inquieta sentirse rechazada: «no sé si después del Brexit los españoles nos querrán aquí», asegura.