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El cactus de Arizona gana la batalla

La Generalitat rechaza invertir más dinero en la lucha contra esta planta invasora en la Sierra de Orihuela al considerar que es «inalcanzable» su erradicación, tras gastar más de 900.000 €

Cactus de Arizona, a los pies de la sierra de Orihuela. información

Se ha convertido en la especie con la que nadie quiere toparse en sus visitas a las sierras de la provincia, ya que sus afiladas espinas hacen mella, y mucho daño, en quien las pise. Nos referimos al cactus de Arizona (Cylindropuntia pallida), que es un verdadero problema para senderistas y escaladores. Y lo va a seguir siendo, al menos en la Sierra de Orihuela, una de las zonas de la provincia con más presencia de esta planta invasora. La Generalitat tira la toalla en su lucha contra ella en la capital de la Vega Baja. El Consell invirtió más de 912.000 euros entre 2010 y 2013 para acabar con el cactus invasivo en la sierra oriolana -la mayor inversión realizada en la Comunidad Valenciana para el control de una especie exótica invasora, ya sea flora o fauna-.

Se retiraron entonces 214 toneladas del cactus invasivo y se dio por erradicado, pero la aparición de nuevos ejemplares tras casi siete años en los que solo ha actuado contra él, en alguna ocasión, el Ayuntamiento de Orihuela, ha provocado que la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica dé la batalla por perdida y anuncie que no invertirá ni un euro más en la erradicación del cactus de Arizona en la sierra oriolana.

Así lo informa la consellera Mireia Mollà en la respuesta por escrito a una pregunta sobre la erradicación del cactus invasivo en Orihuela realizada en Las Cortes Valencianas por la diputada del PP Elisa Díaz, a quien dice que «se está lejos de poder considerar la especie erradicada en la Sierra de Orihuela». Por tanto, continúa en esa respuesta, el objetivo de su erradicación en la localidad, dice, es «completamente inalcanzable dada la capacidad del cactus para persistir en el medio en forma de pequeñísimos fragmentos con capacidad para generar nuevas plantas».

La conselleria considera que esos fragmentos, de color pardo y un diámetro inferior a un centímetro, «son totalmente indetectables», lo que unido a la que consideran gran superficie afectada por la especie y el carácter abrupto e inaccesible de parte del ámbito de trabajo, «desaconsejan realizar nuevas inversiones para su control en esta localidad», lo que justifica la administración autonómica en «la elevada dificultad, baja rentabilidad y alto coste».

Todo ello, continúa, en coherencia con lo establecido en el Real Decreto que regula el catálogo español de especies exóticas invasoras y por el Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo sobre la prevención y la gestión de la introducción y propagación de especies exóticas invasoras.

No lo ve tan claro el edil de Medio Ambiente de Orihuela, Dámaso Aparicio, quien asegura que solo hace falta una pequeña inversión para acabar con los ejemplares que hay en la sierra oriolana «que están localizados en una zona muy concreta, en la cara sur de la sierra, la que mira al Palmeral, y con poco dinero y el mínimo esfuerzo se podría quitar el 99% del cactus y, así, prevenir su expansión».

Aparicio señala que «vamos a exigir que quiten esta planta invasora del monte público, a no ser que la conselleria lo que pretenda es evitar el uso de la sierra». Esta planta invasora, además, amenaza a la vegetación autóctona. En la sierra oriolana está poniendo en peligro el rabo de gato rosado (Sideritis Glauca), una planta endémica cuya población está descendiendo. También pone en riesgo a la fauna, al poder quedar los animales ensartados en sus pinchas.

Presencia

Pinoso, El Campello, Torrevieja o Xixona son otras localidades de la provincia donde se ha llegado a detectar su presencia en el cuarto de siglo que lleva invadiendo las sierras de la provincia. Cuando un empresario decidió plantar en su jardín de Orihuela unos cactus de largas espinas, difíciles de encontrar en España, a buen seguro que no podía imaginar el daño medioambiental que iba a provocar. Pronto descubriría la habilidad de esta planta para expandirse sin control y decidió deshacerse de sus cactus de Arizona tirando todos los plantones en una escombrera.

No tardaron los artejos del cactus, originario del desierto de Sonora al suroeste de Estados Unidos y del norte de México, en tomar un nuevo territorio, la Sierra de Orihuela, declarada Lugar de Interés Comunitario (LIC), donde encuentra un parecido ambiente seco y árido.

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