La Guardia Civil ha detenido a treinta presuntos integrantes de dos bandas vinculadas entre sí y dedicadas al tráfico de sustancias estupefacientes, las cuales actuaban en la comarca alicantina de la Vega Baja y la Región de Murcia, y disponían de 'narcopisos', que eran viviendas ocupadas ilegalmente por los sospechosos para vender la droga.

Los arrestados -diecisiete hombres y trece mujeres, de nacionalidades belga, marroquí, española y brasileña- están acusados de los delitos de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública y receptación, según ha informado hoy el instituto armado.

A todos ellos les ha sido decretado el ingreso en prisión provisional, aunque algunos de los detenidos ya han quedado en libertad provisional, a la espera de juicio, tras el pago de la fianza impuesta por la autoridad judicial.

En total se han practicado trece registros domiciliarios (nueve viviendas en Torrevieja, dos naves industriales y dos domicilios en Los Garres, Murcia), en los que se han intervenido cuatro vehículos de alta gama, 15.000 euros en efectivo y 31 teléfonos móviles.

También se han aprehendido un kilo de cocaína, 300 gramos de sustancia para cortar la cocaína y 250 gramos de marihuana, además de heroína y útiles para la manipulación y pesaje de la droga.

Esta operación se ha desarrollado en dos fases, la primera de las cuales, en agosto pasado, se saldó con la desarticulación de un clan y sus ramificaciones, un total de quince detenidos, que regentaban varios 'narcopisos'.

Esas viviendas habían sido ocupadas de forma ilegal por los supuestos colaboradores del entramado para convertirlas en punto de distribución y consumo de marihuana, cocaína y heroína. Para intentar pasar desapercibidos, no pasaban más de dos o tres semanas en la misma casa.

Los investigadores determinaron luego los "escalones superiores" de la red, la cual estaba conectada, a su vez, con otros grupos nacionales. Estas averiguaciones dieron lugar a la segunda fase del operativo, llevada a cabo a principios del este mes de diciembre, en la que se ha apresado a otras quince personas.

Esta segunda fase les ha resultado a los investigadores "especialmente difícil" porque los sospechosos extremaban las medidas de seguridad y usaban medios de comunicación encriptados y aplicaciones de mensajería cifradas para comunicarse entre ellos, cambiando frecuentemente de terminales móviles.

La cocaína decomisada, de gran pureza, provenía de Valencia y Murcia, y era trasladada a la Vega Baja, normalmente por uno de los cabecillas, quien empleaba a familiares suyos, de avanzada edad, para el transporte de la droga y, así, no levantar sospechas.

Se estima que la red ha llegado a distribuir de esta manera, en los últimos meses, al menos veinte kilos de cocaína.

Además, los investigadores han descubierto que algunos de los "clientes" de los detenidos entregaban teléfonos móviles como medio de pago de la sustancia estupefaciente, aparatos que, a su vez, habían sido sustraídos anteriormente. Una decena de estos terminales ya han sido devueltos a sus propietarios.