Un hallazgo casual. Cuando el documentalista, y cronista oficial de Bigastro, Pascual Segura, trasladaba los legajos, documentos y materiales que se almacenaban en el antiguo archivo municipal al nuevo local archivístico, no imaginaba que se iba a encontrar con una verdadera joya histórica del municipio en un rincón acumulando polvo. Era una urna que enseguida le llamó la atención. Los materiales parecían antiguos y pronto encontraría la primera respuesta a sus dudas tras mostrarle la urna a los herreros y cristaleros del municipio: correspondía a la primera mitad del siglo XX. No tardó mucho, como buen documentalista, en hallar en los archivos el documento de su compra que le dio la clave. Un pago de 7 pesetas en noviembre de 1933 al entonces cristalero de Bigastro, José Pérez Cerdá. «Se adquirió justo antes de las elecciones del 19 de noviembre de 1933, la primera vuelta de los comicios generales de la Segunda República Española para las Cortes y fueron las primeras en que las mujeres ejercieron el derecho al voto», explica, con orgullo, Segura.

La urna, de zinc, vidrio de dos milímetros y aleación de estaño, tiene un pequeño tamaño, de unos 50 centímetros «porque había poca población en el municipio, y correspondía al distrito uno». Ese día 1.500 bigastrenses estaban llamados a votar, entre ellos, por primera vez, las mujeres de Bigastro de más de 23 años (la edad mínima, por entonces, para ejercer el derecho al sufragio). Pascual Segura ha consultado con reputadas instituciones nacionales como el Museo de Antropología, el Museo Nacional de Artes Decorativas o el Museo de Historia de València, información sobre la urna electoral hallada en Bigastro y todas le han confirmado que corresponde a esa época y que es una pieza única. «Es tan especial por la buena conservación, apenas un poco de óxido y suciedad, y por los materiales usados, metal y vidrio, muy escasos y costosos en esa época, además de por el acabado artesanal, casi de orfebrería, que hizo el cristalero».

Segura achaca el que se conserve esta urna con todos los elementos originales, 86 años después, el haber costado mucho dinero para la época (7 pesetas era el salario de una semana de un jornalero) por lo que se guardó bien, y a que ha permanecido en un lugar con escaso tránsito de gente. Para la edil de Cultura, Alejandra Moya, «fue un sorprendente hallazgo y la expondremos orgullosos de nuestra historia y de las mujeres». La alcaldesa, Teresa Belmonte, señala que «recuperar algo así refuerza las señas de identidad y de pertenencia a nuestro municipio».

Esta urna que sirvió para que las mujeres de Bigastro ejercieran, por primera vez, su derecho al voto, se expondrá la próxima semana en el Consistorio con motivo de la exposición que, junto a la UA, organiza con motivo de los 40 años de ayuntamientos democráticos.