La solidaridad con los afectados por la gota fría del pasado mes de septiembre continúa dos meses después de aquellos fatídicos días que cambiaron la vida para muchas personas en la Vega Baja. Cruz Roja, tras estar en primera fila durante la emergencia que finalizó el 23 de septiembre, se reunió con los ayuntamientos de los municipios afectados para buscar la manera de hacer llegar a los afectados las importantes donaciones que recibió. De esta manera, un equipo de trabajadores sociales ha estado un mes entero visitando una por una las viviendas que resultaron dañadas por las inundaciones para analizar sus necesidades. «Detectamos que había 350 familias que necesitaban nuestra ayuda y decidimos adquirir muebles y electrodomésticos para repartirlos entre quienes lo perdieron todo», explica la directora técnica de Cruz Roja en Orihuela, Pilar Ibáñez.
Los hornos, vitrocerámicas, frigoríficos o lavadoras están ya en las viviendas de la mayoría de las familias que se quedaron sin enseres ni electrodomésticos por culpa de la gota fría. Son vecinos de todos los municipios y pedanías afectadas en la Vega Baja. Ayer le tocó el turno a los de la pedanía oriolana de Molins, donde en 80 viviendas se quedaron sin nada. Una de las afectadas es Rosario Gómez quien, entre lágrimas, agradece el horno que le acaban de entregar. «Estoy mal, con depresión. Es muy duro ver que el agua te llega a la cintura, que se cae y se rompe todo» comenta entre sollozos esta mujer afectada de osteoporosis cuyas fuerzas se agotaron durante esos fatídicos días. «En esos momentos no pensé en mis dolores, subí y bajé para salvar lo que podía». Cruz Roja también presta ayuda psicológica ya que, tal y como explica Pilar Ibáñez, «detectamos que muchos de los afectados necesitan ese apoyo por lo mal que están por las inundaciones y al ver todo lo que han perdido y por ello tenemos una psicóloga atendiendo a esas personas».
Donaciones
Los técnicos de Cruz Roja comprobaron in situ aquellas familias que tenían más necesidades «con un test para ver si tenían seguro, menores a su cargo y las pérdidas que habían tenido», indica Ibáñez. «Han sido muchos los particulares, empresas, bancos como Caja Rural Central y entidades que han hecho grandes donaciones y nosotros las canalizamos». Tras el reparto de electrodomésticos vendrá el de mobiliario (mesas, sillas...) que también realiza este organismo.
Dolores Murcia, a sus 86 años, asegura que nunca ha vivido una situación tan dramática «solo de pequeña se inundó alguna vez mi casa». Hace dos meses lo perdió todo. «No tenía ni puertas», comenta esta vecina de Molins que hace solo unos días ha vuelto a su casa. «Estaba todo abierto, no tenía ni cama ni armarios y poco a poco me van comprando cosas y ahora este horno y encimera que me da Cruz Roja», señala, agradecida. Su nuera, que vive justo al lado, también sufrió las consecuencias de las lluvias. « Nos tuvimos que ir de casa durante más de una semana, fue horrible», comenta. Cerca de allí, Heliodoro y José, de Cruz Roja, entregan una vitrocerámica a un matrimonio mayor que está al cuidado de Andrea. «Están todos los armarios rotos, tuvimos un metro de agua, es un desastre, y agradecemos la ayuda que está llegando», señala.
