El Ayuntamiento de Guardamar acaba de iniciar las obras de dragado del cauce nuevo de la desembocadura del río Segura cuyo aterramiento y falta de profundidad tiene paralizadas las actividades pesqueras y deportivas desde hace semanas.

En la primera intervención se está realizando el movimiento de tierras para la creación de un depósito de sedimentos donde serán vertidas las arenas extraídas del Segura, según una nota de prensa del equipo de gobierno. El lugar del vertido es una parcela municipal que se encuentra a escasos metros del puerto.

Es el primer paso para hacer de nuevo navegable el cauce y recuperar su calado para que puedan circular las embarcaciones pesqueras y turísticas. En una semana comenzará el dragado en sí con la llegada de una pontona flotante y una retroexcavadora que se situarán en el río, sacarán los sedimentos que serán depositados en camiones y vertidos a continuación en el cercano depósito en construcción.

Destacó que aunque el plazo de ejecución de las obras está calculado en tres meses "vamos hacer todo lo posible para que los plazos sean menores y que los sectores económicos que operan en la zona de la desembocadura vuelvan a la normalidad.

El proyecto en ejecución prevé que serán extraídos unos 35.000 metros cúbicos de sedimentos depositados en el lugar de actuación como consecuencia de los aportes arenosos del oleaje, de las mareas marítimas y del Segura. Estas circunstancias han ocasionado que en estos momentos se cuente con un calado de poco más de un metro cuando lo habitual es que sea de entre 3 y 3,5.

El coste de la operación es de unos 300.000 euros sufragados por el Ayuntamiento de Guardamar necesarios para realizar el dragado con carácter de urgencia y conseguir un calado suficiente para la navegación.

La nota municipal no indica qué empresa se ha adjudicado el contrato -algo que no aparece tampoco en el perfil de Contratación del Estado, dado el carácter urgente de la tramitación. La información municipal tampoco concreta las autorizaciones ambientales de la Generalitat dado que la desembocadura forma parte de un espacio protegido y los lodos extraídos requieren de un tratamiento de eliminación y vertido especial. Los sedimentos arrrastrados por el rio Segura, en especial los que genera una riada, no siempre presentan las mejores condiciones ambientales.

La bocana arrastraba un problema grave de calado desde 2017 pero fue después de la DANA de septiembre cuando bloqueó la navegación. Quedaban encalladas las embarcaciones de recreo pero tambié las utilizadas por la industria de granjas marinas y la flota pesquera de artes menores que faena en Guardamar. Esa flota y las embarcaciones de apoyo a la acuicultura han tenido que trasladarse a otros puertos cercanos mientras que la actividad de la marina deportiva sigue a medio gas.